El Consejo de Europa insta a Lituania a respetar los derechos LGTB

¿Acercarse a la LGTBfobia rusa o abrazar la empatía que se vive en Europa? Lituania se debate entre dos caminos que pueden marcar su futuro más cercano. El país gobernado por la independiente Dalia Grybauskaite vive una encrucijada que se tiene que resolver en estos días y lo hace bajo una seria incertidumbre.

El país báltico vive enmarcado en una realidad a dos velocidades. En el lado más brillante nos encontramos con los datos elaborados anualmente por Amnistía Internacional que sitúan a Lituania en el puesto número 28 a nivel mundial en igualdad de género (superando a países como España), en el puesto número 32 en libertad de prensa (superando así a países como EEUU), y el puesto número 43 a nivel mundial en el Índice de Percepción de la Corrupción elaborado por Amnistía Internacional, encontrándose así en mejor situación que países como Italia o Grecia.

Pero también nos encontramos con un lado mucho más turbio. La eterna influencia de Rusia en la zona y la deriva discriminatoria que ha tomado el país gobernado por Putin están calando entre la clase política lituana que el próximo viernes votarán si aceptan una ley similar a la que se aprobó en Rusia en 2013 y que en la práctica supone condenar al colectivo LGTB al vagón de cola de la sociedad: ciudadanos de tercera clase y con sus derechos pisoteados. 

Contra la criminalización de la Diversidad

Ante esta situación, el Consejo de Europa ha decidido actuar y ha pedido al Parlamento de Lituania que rechace un cambio en la ley, que podría imponer multas administrativas por mostrarse a favor de los derechos LGTB, una medida que han calificado como ‘‘una violación inaceptable de los derechos humanos”.

Robert Biedron se ha pronunciado sobre el tema y ha indicado que el posible resultado de la votación de mañana sobre un proyecto de enmienda al Código de Violaciónes Administrativas que busca introducir la responsabilidad de ‘desafío público de los valores familiares constitucionalmente establecidos’ de Lituania es un motivo de grave preocupación para el continente europeo.

Las declaraciones del político polaco han sido inflexibles en una cuestión que atañe a los DDHH:

Hago un llamamiento urgente a los miembros del Parlamento lituano, para defender los valores de los derechos humanos, la democracia y el Estado de derecho, y asegurarse de que Lituania respete sus obligaciones internacionales, en particular en el marco del Convenio Europeo de Derechos Humanos. La reforma propuesta representaría una violación inaceptable de los derechos humanos y llevaría a Lituania lejos del camino que el país ha compartido con el resto de Europa en las últimas décadas.”

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