Ficha técnica
‘Pride’
Duración: 120 minutos
Nacionalidad: Británica
Dirección: Matthew Warchus
Guion: Stephen Beresford
Fotografía: Tat Radcliffe
Música: Christopher Nightingale
Reparto: Ben Schnetzer, Monica Dolan, George MacKay, Bill Nighy, Andrew Scott, Imelda Staunton, Dominic West, Paddy Considine, Joseph Gilgun, Sophie Evans, Jessie Cave, Freddie Fox
Calificación: 7,5 / 10
Web oficial: http://www.pridemovie.co.uk/
Distribuidora en España: GOLEM
¿De qué va?
Si el manga es sinónimo de cine japonés, el landismo sinónimo de (mal) cine español y la nouvelle vague es el espejo en el que se mide el cine francés, la comedia social también tiene denominación de origen; y al igual que el whisky, el té o la música punk…viene desde las islas británicas.
Los tiempos cambian y las comedias sociales se adaptan a las nuevas realidades. Atrás quedaron las tragicomedias de Ken Loach y Stephen Frears, cintas que podríamos considerar que poseen un guión clásico, basado en historias costumbristas.
De este modo, la historia reciente del cine británico se ha llenado de historias improbables que consiguen enriquecer el panorama global de la comedia. Así ocurrió con el joven geordie que quería dedicarse a la danza clásica en ‘Billy Elliot’ (que al igual que ‘Pride’ está ambientada en la misma huelga minera de 1984) o los obreros que tienen que dedicarse a quitarse la ropa para recuperar la dignidad como en el Sheffield que nos dibuja ‘Full Monty’.
‘Pride’ arranca en el verano de 1984. Una estación especialmente calurosa por cuestiones ajenas a la meteorología: Margaret Thatcher impone una serie de brutales recortes que afectan a la clase trabajadora del país, en especial al sector minero que ve como su futuro tiene fecha de caducidad.
Un grupo de jóvenes LGTB se sienten identificados con el sufrimiento de la comunidad minera y deciden poner su granito de arena. Así se crea el LGSM (Lesbians and Gays Support the Miners) un movimiento que pese a ser rechazado –en un primer momento- por los propios mineros, consiguen atraer la atención mediática de todo un país a un problema concreto.
La cinta, que está basada en hechos reales, narra el año de lucha que viven los mineros y los jóvenes pertenecientes a la comunidad LGTB. Una lucha irregular, una lucha con altibajos, una lucha destinada a ser derrotada pero que termina de una forma ejemplificante: con las comunidades mineras encabezando el Orgullo Gay de Londres del año 1985.
Una realidad por conocer
La película nos muestra una historia cercana pero bastante desconocida. Lo primero que observamos es que nos encontramos con una película que no sigue la senda de los hermanos Dardenne (‘Dos días una noche’) o de Abderrahmane Sissako (‘Timbuktu’).
En efecto, la visión política del cine se cambia por una óptica simpática y optimista, que quizá pueda pecar en ocasiones de ser demasiado maniquea. La labor de Matthew Warchus y el guionista Stephen Beresford no es crear un cine de conciencia sino un divertimento que reconforte y en ese sentido la película funciona a la perfección.
Quizá se podría decir que el trabajo de Warchus es demasiado académico. Salvando alguna escena de clara producción artesanal, la película sigue por la orilla de lo excesivamente correcto.
El trabajo de los actores es sobresaliente. La inagotable escuela de interpretación británica vuelve a demostrar que hay pocas escuelas en el mundo que posean tal cantidad de intérpretes que destacan por su versatilidad.
La música juega un papel principal en la cinta. La historia comienza y termina con dos canciones emblemáticas del movimiento obrero británico. ‘Solidarity for ever’ (Ralph Chaplin, 1915) interpretada por Pete Seeger y ‘There is power in a union’ (Joe Hill, 1913), por Billy Bragg. En el centro de la historia, una canción nos ofrece uno de los climax de la cinta, un coro abrasa los sentidos con su interpretación del mítico ‘Pan y rosas’.
La historia de fondo nos habla de solidaridad, de empatía y de la eliminación de los prejuicios que encorsetan nuestra vida. Es cierto que puede caer en tópicos, es cierto que puede resultar predecible y también que no es nada sutil a la hora de empoderar al colectivo LGTB y al colectivo obrero, pero es que todavía hay temas que necesitan ser señalados.