‘Timbuktu’: La tragedia de una fe impuesta a martillazos

Ficha técnica

Duración: 100 minutos

Nacionalidad: Mauritana

Dirección: Abderrahmane Sissako

Guion: Abderrahmane Sissako, Kessen Tall

Fotografía: Sofian El Fani

Música: Amin Bouhafa

Reparto: Abel Jafri, Hichem Yacoubi, Kettly Noël, Pino Desperado, Toulou Kiki, Ibrahim Ahmed, Layla Walet Mohamed, Mehdi A.G. Mohamed, Fatoumata Diawara, Adel Mahmoud Cherif, Salem Dendou, Mamby Kamissoko, Yoro Diakité, Cheik A.G. Emakni

Calificación: 7,25 / 10

¿De qué va?

El mundo está plagado de tragedias anónimas. En eso que conocemos como Occidente hasta la muerte mira la cuenta bancaria y el pasaporte, de ahí que los desheredados de la historia nunca copen las portadas.  

Sin embargo, directores como Abderrahmane Sissako siguen empeñados en denunciar las múltiples taras que arrastra nuestro planeta. Si en su anterior filme (‘Bamako’), Sissako intentaba agitar conciencias sometiendo a juicio al mal llamado primer mundo, en esta ocasión nos acerca a la cruda realidad del fanatismo islámico.

”Queda prohibido escuchar música; está prohibido fumar; las mujeres no deben mostrar su cuerpo”…la cinta arranca con la llegada de los yihadistas a la capital de Mali en 2012. No llegan solos; entre sus todoterrenos, ametralladoras y trajes brilla la furia de lo irracional.

Kidane y Satima, su hija Toya y el joven Issam viven en una jaima a las afueras de la ciudad y son ajenos a estos cambios. Pastorean cerca de un pequeño lago que comparten con Amadou (un pescador local), disfrutan horizontes eternos, toman té con menta, empatizan con el entorno…

El choque entre estas dos realidades termina siendo inevitable. Una disputa entre el joven pastor Issam y Amadou enciende una mecha… que explota ante un Kidane (Abel Jafri) que se resigna a ser juzgado por el distorsionado mazo de un tribunal islámico.

Una realidad terrorífica

El fanatismo más absurdo extiende sus garras. Tribunales improvisados lanzan sentencias grotescas. La mujer se convierte en sinónimo de culpabilidad. El mayor drama de ‘Timbuktu’ es que la historia de Kidane no se queda en el terreno de la excepción sino que se convierte en una rutina para millones de africanos.

La película se transforma en un canto a la resistencia del individuo. Sissako no ataca al fanatismo, simplemente se dedica a dibujar el día a día de la barbarie. Sin mensajes pretenciosos, el director nos muestra como la libertad termina ahogándose ante la actitud de los salvajes. 

Abderrahmane Sissako construye esta tragedia con tremenda emoción pero evitando cualquier tipo de pornografía sentimental. Su cámara mantiene un pulso al integrismo. Explora una ciudad en la que se mezclan tradiciones atávicas, creencias moderadas y un odio que engulle cualquier color con voracidad.

Los distintos planos sobre los que se suspende la historia parecen buscar una respuesta imposible. Miran a los ojos a un fanatismo que responde con lapidaciones. Una sinrazón y un carácter bárbaro que se pueden aplicar a cualquier religión. Una historia que hiere. Una de las realidades de nuestro mundo…Dura y ácida. 

Vídeo: Tráiler de ‘Timbuktu’

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