En los últimos meses, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha registrado un alarmante crecimiento de la violencia y el trato denigrante contra personas LGTB encarceladas y aquellas percibidas como tales en los países que forman la Organización de los Estados Americanos.
Hace unas semanas informábamos del llamamiento realizado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que los países de Sudamérica tomen urgentes medidas que se garantes de la vida, de la integridad personal y de la dignidad de las personas LGTB en los establecimientos de detención, cárceles y estancia de migrantes.
El primer país que ha recogido este guante de integración ha sido Brasil, que ya ha elaborado el primer cambio en su legislación carcelaria para intentar terminar con la discriminación de los presos del colectivo transexual y transgénero.
Contra la transfobia en la institución penitenciaria
La nueva normativa aprobada por el Gobierno del estado de Río de Janeiro, supone un giro de 180 grados para la complicada situación de los presos transexuales en el país, que ahora podrán utilizar su nueva identidad en los documentos oficiales y portar el uniforme y ropa interior que se adecue al género con el que se identifican.
También se asegurará por ley que estos reclusos tengan acceso a los servicios públicos de salud, incluyendo las terapias de hormonas, y se permitirá el uso de pelucas y cabello largo para las mujeres transexuales y travestis que así lo deseen.
‘Vamos a promover un tratamiento digno y vamos a tener las mismas actitudes que tenemos con las mujeres, sin ninguna diferencia. Mejoraremos nuestro sistema dando dignidad y respeto al preso’, ha asegurado el secretario de Administración Penitenciaria, Erir Ribeiro, según recoge la Agencia Brasil.
Se calcula que en el estado de Río de Janeiro hay unos 700 presos del colectivo LGTB, que además de al precario sistema presidiario brasileño se enfrentan a una LGTBfobia que hasta ahora era también institucional, puesto que las normativas internas del sistema carcelario brasileño prohibían la expresión de su verdadera identidad.