Ficha técnica
‘Upstream Color’
Dirección: Shane Carruth
Guión: Shane Carruth
Fotografía: Shane Carruth
Música: Shane Carruth
Nacionalidad: Estadounidense
Reparto: Amy Seimetz, Shane Carruth, Andrew Sensenig, Thiago Martins, Juli Erickson, Ted Ferguson, Frank Mosley, Charles Reynolds, Kerry McCormick, Karen Jagger, Jack Watkins, Jeff Fenter, Cody Pottkotter
Duración: 97 minutos
Calificación: 8,25 / 10
Productora: ERBP
Web: erbpfilm.com/upstreamcolor
¿De qué va?
A pesar de recibir críticas de manera sistemática (una buena parte de ellas simplemente por inercia), el Festival de Sundance tiene el privilegio de haber estrenado las primeras películas de grandes nombres del cine actual como Todd Solondz (‘Casa de muñecas’), los hermanos Coen (‘Sangre fácil’)…y también de Shane Carruth (‘Primer’), películas totalmente opuestas pero que comparten el mismo galardón: el premio del gran jurado en el Festival.
La muestra que se celebra cada año en las nevadas –y remotas- montañas de Utah sigue siendo la cuna del cine independiente de todo el planeta y Carruth es uno de los máximos exponentes de este estilo cinematográfico.
Al igual que en su opera prima, la intención de Carruth es dar un vuelco al tradicional lenguaje cinematográfico para trazar una historia ajena a cualquier intención de narración. En este caso, el director sustituye el carácter narrativo de la historia por un elemento orgánico. Es decir, la función principal de ‘Upstream color’ no es desarrollar una trama, sino ofrecérsela al espectador para que este la sienta, la viva y la complete.
Carruth se apoya en una sublime elección de imágenes, en un guión claramente visual (en el cual las imágenes son las principales encargadas de narrarnos la historia), en una banda sonora naturalista y en un montaje sincopado para narrarnos una historia de amor con numerosas aristas.
La película se articula sobre cuatro círculos concéntricos que se entrelazan gracias a la historia de amor protagonizada por Kriss (Amy Seimetz) y Jeff (Shane Carruth). Si en ‘Primer’, Carruth nos narraba la historia de unos científicos que terminaban creando una especie de máquina del tiempo, en este caso, la película arranca con unas orquídeas azules.
Dos chicos juegan con el gusano que se alimenta de estas flores y descubren que el pequeño animal produce un efecto hipnótico en ellos… Esta hipnosis es utilizada por un ladrón para enriquecerse, mientras esclaviza y maneja a su antojo la voluntad de solitarias personas.
El ladrón introduce el gusano a la fuerza a Kriss que como una autómata pierde su trabajo y saca todos sus ahorros para dárselos al embaucador… Impulsada por una fuerza sobrenatural, Kriss se acerca a un enigmático personaje (el compositor) que consigue extraer de su interior al gusano.
La joven queda muerta en vida: sin amistades, sin amor, sin horizontes… hasta que encuentra a Jeff. El joven con el que establece una relación ha sufrido el mismo proceso que ella y juntos emprenden un viaje hacia ninguna parte con el que tratarán de recomponer los pedazos, los jirones de una existencia fantasmagórica.
‘Upstream color’ – Tráiler
Sabías que…
- La primera película de Shane Carruth es el vivo ejemplo de cine independiente y con pocos recursos. Carruth contó con un presupuesto que apenas alcanzaba los 7.000 dólares y ejerció como director, guionista, productor, compositor, director de fotografía y actor protagonista.
- Amy Seimetz es una actriz poco conocida para el gran público, sin embargo es todo un mito dentro del cine independiente. En este último año, además de estrenar esta cinta, la actriz de 26 años ha estrenado cuatro títulos más: ‘The Killing’, ‘Family Tree’, ‘Lucky Them’, ‘Pit Stop’, ‘The Sacrament’.
- Carruth es un director de la escuela de Terrence Malick en cuanto a la planificación de las películas. Al igual que el director de ‘La delgada línea roja’, Carruth convierte sus rodajes en una obsesión, tanto es así, que han pasado nueve años desde su primera película hasta que le hemos podido ver de nuevo en la gran pantalla.
- A pesar de llevar más de 10 años trabajando en la película ‘A Topiari’, finalmente Carruth ha desechado el proyecto ante la falta de apoyo real de la industria hollywoodiense.
Lo mejor…
- Algo diferente. La película de Shane Carruth es un soplo de aire fresco en una industria que huele a cerrado.
- Crítica a la sociedad capitalista. Dentro de los distintos puzzles narrativos que nos propone Shane Carruth, hay una metáfora que destaca por extensión e importancia. El director realiza una crítica feroz a la sociedad capitalista (representada por el ladrón) que convierte al sujeto (Kriss y Jeff) en un preso de las necesidades sociales, en un sujeto sin capacidad de decisión.
- Espectáculo visual. Estéticamente la cinta es una delicia. A pesar de tener un espíritu claramente independiente, Carruth bebé de diferentes fuentes: podemos ver un planteamiento similar al de las películas de Terrence Malik con una narración (si es que la hay) más que fragmentada. De David Cronenberg toma prestado el talento para mostrarnos paisajes interiores, de David Lynch esa composición de las escenas que crea desasosiego en el espectador y de Darren Aranofsky el gusto por las repeticiones por establecer un planteamiento algo circular.
- Diferentes historias en una sola película. La cinta es inclasificable y de ahí viene una de sus principales virtudes. ‘Upstream color’ arranca como una cinta de ciencia-ficción, atraviesa el terreno del thriller más puro y termina narrándonos una historia de amor. Una película poliédrica, valiente y única en su desarrollo.
Lo peor…
- Fuera del circuito comercial. Ahora que en España estamos viviendo el furor por la película ‘Ocho apellidos vascos’, hay que decir que la cinta firmada por Shane Carruth va a pasar desapercibida para el gran público. Una lástima, puesto que el mundo del cine necesita figuras diferentes.
- Difícil de ver. ‘Upstream color’ es una película atípica. En un momento en el que el cine convierte al espectador en un mero receptor pasivo de un mensaje prefabricado y demasiado masticado, esta cinta apuesta por todo lo contrario. La cinta busca un espectador activo, que consiga completar (al estilo de Umberto Eco) los espacios vacíos que nos propone esta película.