‘Muerte en Venecia’: la obsesión homoerótica del álter ego de Thomas Mann

Tras pasar por el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, llega a la capital la obra de Benjamin  Britten, el compositor inglés más valorado del siglo XX. La ópera, considerada  el ‘testamento artístico y humano’ de Britten, está basada en la novela de Thomas Mann y se estrena en Madrid bajo la sorprendente dirección escénica del alemán Willy Decker.

El protagonista absoluto de ‘Muerte en Venecia’ es el tenor John Daszak en el papel del atormentado Gustav von Aschenbach, una interpretación redonda que se alterna a la del barítono Leigh Melrose, encargado de dar vida hasta a siete personajes distintos (un viejo presumido, un viejo gondolero, el director del hotel, el barbero del hotel, el director de los músicos y también la voz de Dionisio).

¿Qué me espera?

La ópera arranca con Aschenbach absorto entre papeles rellenados sin inspiración que vive un vacío creativo que le empuja a abandonar su tierra en busca de algo nuevo y vital. Se decanta por marcharse a Venecia, la meca en decadencia del espíritu dionisiaco, donde tiene lugar un encuentro místico y perturbador.

Aquí, tras un breve contacto con un Caronte en el papel de un gondolero, el Poeta conoce a un adolescente polaco que le insta a una revisión de su austera existencia. La atracción erótica hacia el joven Tadzio sumerge a Aschenbach en una gran crisis existencial que se desarrolla en 17 escenas y que culmina en el último monólogo interior del literato.

Tadzio es un hermoso ser de cabellos dorados que fluctúa sobre el escario sin pronunciar palabra -parece que Britten no le reservó a propósito ninguna parte cantada-, un semidiós silente con función catalizadora que supone el alcance del amor supremo y de la belleza prohibida de Gustav von Aschenbach que, a la vez, desenlaza su inexorable final elegiaco.

Los elementos antagonistas de la estilizada puesta en escena de Willy Decker -como por ejemplo la góndola negra usada como ataúd en contraste con un cielo despejado cargado de azul- evidencian simbólicamente la lucha entre lo apolíneo y lo dionisiaco. Una tensión que, tras equívocos y ambigüedades, llega a su apogeo en la playa del Lido de la capital del Véneto donde el poeta observa entre delirios y ensoñaciones al joven Tadzio jugar en el agua. Aschenbach contempla extasiado la joven figura que por un momento, el último, parece devolverle la mirada.

En ‘Muerte en Venecia’ la atracción homosexual del escritor hacia el joven simboliza la búsqueda de un ideal apolíneo que se transforma en obsesión de pureza y de belleza. Un anhelo constante y trágico ensalzado magistralmente por las músicas de Britten dirigidas en el Real por Alejo Pérez.

Vídeo: ‘Muerte en Venecia, un testamento musical’

‘Muerte en Venecia’

Dónde: Teatro Real (Plaza Isabel II, s/n. Madrid)

Cuándo: Hasta el 23 de dicciembre

Horario: 20.00 horas

Precio: Localidades a partir de 64€

Entradas en: teatro-real.com

Compositor: Benjamin Britten

Libreto: Myfanwy Piper, basado en el relato de Thomas Mann

Dirección musical: Alejo Pérez

Más información: teatro-real.com

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