¿Sabes qué no me enseñaste? Cómo vivir sin ti. El duelo y el dolor tras la muerte

¿Sabes qué no me enseñaste? Cómo vivir sin ti. El duelo y el dolor tras la muerte de una o de algunas de las personas que más hemos amado.

¿Cómo vivir sin las personas que amamos? La realidad es que nadie, ni los más instruidos saben cómo vivir, cómo retomar la vida después de la muerte de un hermano, una abuela, un hijo, madre, padre.

El duelo y el dolor tras la muerte deben ser de los sentimientos más inhóspitos, incluso más desalmados desde la perspectiva de las emociones más puras que es el amor, el amor de la familia, de los nuestros.

Nadie ni nada nos prepara para la muerte de los que amamos. Es displicente pensar que sí podría existir una preparación previa, porque la realidad el duelo es un trance personal e individual.

Único para cada persona.

¿Sabes qué no me enseñaste?

Sí, una pregunta constante: ¿Sabes qué no me enseñaste? A vivir sin ti. ¿Cómo rehacer mi vida después de la muerte de mi abuela y de mi hermano? Más que pregunta es una necesidad y un deseo.

Quisiera aprender a vivir sin ti. Quiero aprender a vivir sin ellos. ¿Cómo hago para detener este dolor?, aunque sea por momentos, solo instantes.

¿Sabes qué no me enseñaste?

El duelo y el dolor tras la muerte

¿Sabes qué no me enseñaste? Cómo vivir sin ti. Porque el duelo y el dolor tras la muerte es un abismo que parece nunca termina y desesperanzador.

Por momentos la desolación es abrumadora. No hay resquicio para sentir un poco de cordura o de paz y tranquilidad.

El duelo tras la muerte es una vivencia extremadamente cuesta arriba y llena de momentos en donde además del dolor, los espasmos de sufrimiento son oscuros.

Ver el brillo del sol es un regalo entre tantas mañanas nubladas y tardes torrenciales. Como analogía y como realidad.

¿Cómo vivir sin dolor?

Es la misma pregunta todas las mañanas, «¿Cómo puedo vivir sin dolor? Sin este dolor. Sin tanto dolor».

Y la realidad es que ninguna noche me he podido responder cómo vivir sin dolor. No logro salir de esta desolación y desamparo. De este corazón lleno de tribulaciones y angustias.

El tránsito del duelo es un cúmulo de emociones y sentimientos. Una montaña rusa que parece infinita y que cada día se posterga más.

Pienso, en mi experiencia personal, que en realidad nadie nos puede ayudar con la respuesta: ¿Sabes qué no me enseñaste?

Insisto, nada nos prepara para aprender a vivir sin las personas que amamos tras su muerte.

La tanatología nos ayuda. Nos encamina. Sin embargo, nadie nos dice cómo vivir sin los que amamos.

El duelo es ese sentimiento y ese pasaje de la vida que más nos apaga, donde perdemos todas las fuerzas e incluso por momentos la esperanza.

Y no es que no tengamos —tenga—fe. Va más allá de la fe, del amor propio y por los que amamos y están con nosotros. Simplemente es aprender o siquiera intentar aprender una nueva vida sin las personas que amamos.

Así de enredados están mi cabeza y mi corazón, como este texto.

A Clemente Diego y a María Ignacia, como siempre con profundo e inagotable amor.

¿Sabes qué no me enseñaste?