El activismo trans reclama soluciones ante la retirada de la testosterona inyectable de Bayer

A principios de mes recogimos la noticia del subrepticio desabastecimiento de Reandron, motivado tras la bajada de precio fijada por el Ministerio de Sanidad, una cantidad ”inviable” a ojos del laboratorio, que ha solicitado que el medicamento salga de la financiación sanitaria para ser comercializado de manera libre.

Desde aquel instante, el Area Trans de la Fundación Triángulo advierte de que los hombres transexuales -y los hombres que padecen cáncer testicular- comienzan a verse afectados en su vida y en su salud, al no encontrar este medicamento y tener que recurrir a otros de menor eficacia y dispensación más frecuente.

¿En qué lugar nos encontramos?

Hasta el día de hoy la asociación también ha promovido la queja de los usuarios a ambas instituciones implicadas, ha solicitado a diversos expertos médicos que emitan informes relativos a la utilidad y no sustituibilidad del medicamento y ha solicitado que diversas organizaciones LGBT europeas dirigieran cartas a la dirección del laboratorior solicitando una posición más flexible.

Finalmente, las instituciones sanitarias acreditadas comienzan a facilitar sus informes y mostrar interés sobre el asunto, como la Sociedad Española de Endocrinología y la Asociación Española contra el Cáncer. Asimismo, la patronal de productores de medicamentos genéricos han sido consultados con el fin de promover una alternativa a la actual terapia en el futuro.

De manera paralela, la Fundación Triángulo ha solicitado su admisión al procedimiento administrativo de des-financiación para aportar la opinión de las organizaciones y usuarios afectados así como a los informes expertos, que de otro modo no tendrían entrada formal en el proceso, que comienza esta semana con una reunión entre ambas partes.

Marina Sáenz, responsable estatal del Área Trans de Fundación Triángulo, ha señalado:

Tanto Bayer como el Ministerio de Sanidad tienen que resolver este asunto de una vez, en interés de los usuarios afectados, que ya comienzan a sufrir un grave trastorno en su calidad de vida, siendo afectada su salud, mientras se produce este pulso por unos márgenes comerciales más que suficientes. La empresa no puede seguir utilizando a los pacientes como rehenes. El Ministerio por su parte debe hacer el mayor esfuerzo para llegar a un acuerdo”.