El amor en tiempos de internet

El amor en tiempos de internet: La gente ama, las personas venimos a amar, nacimos para ser amados y para amar. Pero no sólo es el amor romántico de dos personas, es ese amor que provoca emociones, quizá desconocidas, pero que surgen de la admiración, risas contagiosas, carcajadas hasta dolerte la pancita o simplemente por coincidencia.

El amor en tiempos de internet es todo lo que vemos ahora: a veces pasajero, a veces intenso, muchas otras veces es ardiente o pacificador.

Pero, insisto, no hablo sólo del amor de dos personas para formar o tener una relación de pareja. Es más que eso, seguramente.

Y eso me pasó: Conocí a Ana Melgar y Alejandra Rocha

En el tiempo de la pandemia, donde el encierro a todos nos apremiaba y oprimía. Primero unos videos de YouTube porque personalmente tiene muy poco que consumo TikTok y ellas allá ya eran más famosas.

Pero no las seguí porque eran famosas o no, las comencé a mirar, después a admirar y terminé amándolas porque son dos chicas como yo: genuinas, amorosas, generosas (lo que más admiro de ellas), integras, desmadrosas, exitosas a su edad pero sobre todo porque me reflejaba muchísimo en ellas.

Ale y Ana eran —son—dos mujeres como yo que crecieron en una sociedad muy juzgona y criticona, que sin más vierten su opinión sin pensar en el daño o agravio.

Seguía la pandemia y el encierro, muertes de personas en muchos países y comencé a mirar sus streams, no entendía bien qué pasaba allí, porque ni siquiera me gustan los videojuegos, pero eran tantas las risas en cada uno que más quería verlas.

Y tuve que tomar la decisión de irme a vivir lejos de mi familia, ¿sabes quiénes (sin saberlo) estuvieron allí conmigo? Ana y Ale, su fandom de plebes como ellas le dicen.

Entonces conocí el amor en tiempos de internet

No voy a hablar de mí, pero con 14 años llegué a vivir a Nueva York para poder estudiar la carrera de mis sueños. Tiempos muy difíciles, apegada a mi familia. Pero Ana y Ale me salvaron. Ellas no me conocen y quizá nunca me conocerán.

Ana:

Ana Melgar no sabe que todas mis tardes esperaba poder ver sus streams porque así sentía menos la soledad de vivir en una casa de acogida con una familia que conocí solo 5 días antes de mudarme a NY.

La licu” no sabe la cantidad de carcajadas que me provocó, cómo convertí la terrible tristeza en días de alegría solo con mirarla, todos sus gritos eran un pequeño motivo de felicidad para mí. Y después la vi comprarse su auto y fui muy feliz ese día porque si ella lo pudo lograr yo también podía.

Y esa admiración, pasó a ser una amistad y amor de mi hacia ella. Un amor que compartí y comparto con mi abuela de 80 años, con mis madres, mis hermanas, amigas, hermanos, mi padre y ahora con mi novia.

Querida licuado, Ana: Cuando veía a mi familia sólo hablaba de ti. De tu belleza e inteligencia únicas. mas allá de lo perceptible y de una opinión. Y por esto muchas gracias, eres un ser humano especial e importante para mí.

Cuida tu corazón, tu alma tan pura y espero que pronto retomes esos gritos, esencia, elocuencia y brillo. Gracias por acompañarme estos años que llevo lejos de mi familia. Vas a cumplir cada uno de tus objetivos, harás esos viajes, ganarás muchas peleas de box y juegos de futbol.

Ale:

Ale la bailarina. La veía con esa sonrisa cargada que hacían lucir mucho más sus ojos. La soñadora, la que habla frontal sobre la diversidad, la que defiende los derechos LGBTQ+, la que con sus ocurrencias me hizo y hace pasar noches o tardes sintiéndome parte de algo.

De un grupo de chicas como yo. Como muchas jóvenes como yo. Y Ale con esa inquietud, con esa esencia, con esas ganas de trascender me provocó mucha fuerza.

Y un día me tocó profundamente el corazón porque habló del amor, cómo supo que era homosexual y lo valiosa que es la lealtad. Aprendí de ella, aprendo de ella.

Querida Ale, el tiempo me dio la razón porque tú sin saberlo me has dado mucha fuerza, ímpetu, valentía y humildad. Qué valiente eres, qué ingenio, qué creatividad la tuya.

Gracias, Ale, porque sin saberlo, me has dado muchísima valentía para no desistir y siempre persistir. Cuida cada uno de tus sueños, estoy segura que los lograrás sobre todo bailar en esos inmensos escenarios y tú serás la estrella.

Que Dios las bendiga. Habemos muchas personas que rezamos diario por ustedes.

Con inmenso amor, admiración profunda y respeto: Regina Ortíz Hääg-Tapuach Slim.

Gracias a mi madre por prestarme este espacio y ayudarme a plasmar mejor mi idea y palabras. Qué jodido 21 de mayo de 2024. El amor en tiempos de internet, sin que tengan que ser influencers sino personas como tú y yo.

El amor en tiempos de internet

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