Rusia falla en su intento de mermar los derechos de la plantilla LGTB de la ONU
El pasado mes de julio el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon anunció que Naciones Unidas reconocería todos los matrimonios entre personas del mismo sexo de su personal, algo que les permitirá recibir los mismos beneficios que los matrimonios heterosexuales por parte del organismo.
Esta política igualitaria, que claramente confronta con la homofobia institucional rusa, se convirtió en el nuevo objetivo con el que el pridente Putin quería exhibir de nuevo su influencia en todo el mundo occidental, y para ello integró una propuesta que pretendía seguir discriminando a la plantilla LGTB de la ONU, impidiéndoles accedera a los citados beneficios.
Tras la votación de la propuesta en la Asamblea General del organismo, salta a la vista que ni el gran dominio que ejerce Rusia en el panorama internacional le vale para sacar una mayoría en la cámara, pues sólo ha obtenivo 43 votos a favor, frente a 80 en contra y 37 abstenciones.
Entre los países que apoyaron a Rusia estuvieron numerosas naciones árabes, como Argelia, Egipto, Irak, Libia, Siria o Arabia Saudí; varias asiáticas, como China, India, Irán y Corea del Norte; y algunas africanas, como Nigeria, Somalia y Sudán.
En contra de ella votaron la gran mayoría de estados europeos, latinoamericanos y otros como Estados Unidos, Australia o Canadá.
La embajadora estadounidense en la ONU, Samantha Power, celebró en un comunicado el resultado de la votación de hoy y criticó con dureza la iniciativa rusa:
Debemos hablar con claridad de lo que Rusia intentó hacer hoy: disminuir la autoridad del secretario general y exportar a la ONU su hostilidad interior a los derechos de las personas LGBT.’