FEMEN aparece para recordar a Strauss-Kahn que será juzgado por proxenitismo
Si hay una cosa por la que destaca el grupo FEMEN (por encima de la desnudez en sus protestas, que queda reducida a una mera anécdota sobre la que pueden explayarse los filósofos de barra de bar) es por no arrugarse ante el poder.
En España irrumpieron en el Congreso de los Diputados para defender el derecho al aborto, en Bélgica arrojaron agua al jefe de la iglesia católica del país (que se opone a que los sacerdotes que no están en activo sean juzgados por casos de pederastia) al grito de ”¡stop homofobia!”, consiguieron incendiar Bruselas mientras alzaban la voz afirmando que ”Putin es un asesino”….
Además, en numerosas ocasiones su activismo se ha transformado en potentes frases que sacuden conciencias y que estimulan nuestras ganas de tatuarnos mantras en diferentes idiomas: ”los homófobos tendrán que lamerme el culo cada vez que quieran mandar una carta”.
Strauss-Kahn, la peor cara del poder
En esta ocasión, han sido varias activistas las que han esperado a que llegara el coche del ex director del FMI para abalanzarse sobre el coche al grito de ”¡¡culpable!!’‘.
Strauss-Kahn comparece ante el juzgado por una acusación que salió a la luz después de que fuera acusado de violación por una empleada de un hotel en Nueva York en 2011, una acusación que fue finalmente retirada.
En este caso, Strauss-Kahn, de 65 años, está acusado de fomentar fiestas con prostitutas entre 2008 y 2011 en la ciudad de Lille, en el norte de Francia, en Washington D.C., Bruselas y París.
Los abogados de Strauss-Kahn reconocen que su cliente participó en fiestas sexuales pero argumentan que no sabían que las mujeres eran prostituas, por lo que rechazan los cargos de proxenetismo ‘con circunstancias agravantes’ que se le imputan.
El economista no comparece como simple cliente, sino como presunto proxeneta, porque el código penal francés castiga con ese delito a todo aquel que fomente o proteja la prostitución o a quien se beneficie de ésta.
Calificado como ‘el rey de la fiesta’ por una de esas mujeres, DSK, de 65 años de edad, siempre ha asegurado que desconocía que las chicas con las que se encontraban eran prostitutas contratadas y remuneradas por su entorno.