‘Why I Dance’: las mujeres destierran falsos mitos a ritmo de pole dance

Años noventa, años de instituto. Las clases estaban salpicadas de grungetos con el pelo teñido y los pantalones rotos, de raperuzos con pantalones anchos y gorras de los Knicks, horteras que hacían bullying sonoro con Danza Invisible en los recreos y punkarras con mallas y pelos de colores.

Uno de los compañeros de instituto tenía un mantra cada vez que alguien le preguntaba sobre su ropa: ”¿Esas mallas que llevas no son de chica?”….”que va, eso son convencionalismos sociales”. La respuesta no era más que una fórmula cortesía que escondía un déjame en paz, pero a su vez, la respuesta no podía ser más cierta.

Los convencionalismos sociales no dejan de ser las normas que marcan los sectores más conservadores de la sociedad, elementos que condenan al individuo a comportarse de una determinada manera para no ser señalado como un elemento sospechoso o un mero parias.

El corto ‘Why I Dance’ se encarga de desmontar falsos mitos que durante años se han levantado en torno al pole dance. Numerosas bailarinas narran sus experiencias, su pasión por este tipo de danza, los motivos que les han llevado a este erótico baile y las sensaciones positivas que les produce.

En la forma es un ejercicio de empoderamiento para numerosa gente, en el fondo es un acto de protesta feminista. Un grito artístico para glorificar la independencia, sensualidad y fuerza de la mujer. Y es que como dice la canción: ”si para ser libres hay que ser putas, aquí todas reputas”.

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