Diez cosas que hay que tener claras en la lucha contra la serofobia

Puede que el VIH sea una de las infecciones en las que se han alcanzado mayores avances en menor tiempo, ha pasado de ser una enfermedad mortal -sida- a ser una infección crónica -VIH- y clínicamente controlada al menos en Europa. Pero no todo son buenas noticias, la falta de información y educación continúa alimentando actitudes discriminatorias e hirientes hacia las personas que viven con VIH.

Ahí van algunos ejemplos: El hecho de no respetar la intimidad de una persona seropositiva revelando a los demás sin su autorización -y muchas veces a sus espaldas- que tiene VIH en un intento de ser justos para con los demás. Salir corriendo cuando nos enteramos que ese chico que tanto nos gusta tiene el VIH, sin dar la oportunidad de conocer su realidad y situación.

Desde Imagina MÁS queremos -inspirándonos y adaptando a Mark.S.King para el portal Queerty– dar la oportunidad a los chicos con VIH para que se expresen. Rompemos una lanza en su defensa exponiendo 10 cosas que los chicos negativos -sin VIH- deben saber para luchar frente al estigma y discriminación.

Antes de empezar a enumerarlas os animamos a haceros la siguiente reflexión: ¿Si luchas frente a la discriminación como homosexual por qué no hacerlo con la misma intensidad frente a la serofobia dentro del propio colectivo?. Allá vamos con las 10 cosas que hay que tener claras en la lucha contra la serofobia:

1. No todos los chicos con VIH son apeleros y drogadictos

Puede que nos sintamos reconfortados alimentando la falsa creencia de que las personas que se infectan lo hacen a propósito, que si lo tienen es porque se lo han buscado. Tratamos de asociar el VIH a conductas impropias, autodestructivas, dignas de auténticos kamikazes.

Contemplar a las personas con VIH como extremistas merecedores de haber adquirido la infección nos sitúa en una falsa zona de confort donde nos sentimos seguros en nuestras conductas -aunque estas sean de riesgo-.

En realidad la mayoría de las nuevas infecciones se producen dentro de relaciones primarias, es decir aquellas donde se establece una relación sexual y afectiva, puede darse con una pareja (ojo, que hay infinidad de modelos) o con un amante. Por lo general la transmisión se efectúa ya que un miembro de la pareja no sabía que estaba infectado y transmite el VIH al otro integrante de la relación. Este motivo justifica las labores tan intensas para el diagnóstico precoz y la insistencia en realizarse pruebas rutinarias de VIH cada seis meses.

Las nuevas infecciones, por lo general, no son fruto de orgías multitudinarias ni noches de colocón -esto también sucede, por supuesto, cualquier exposición desprotegida compromete nuestra salud-, sino que tiende a darse en hombres entre quienes existe un vínculo afectivo/sexual.

2. Vivir con VIH y estar en tratamiento no es una película melodramática

Para aquellas personas que no lo sepan, tener VIH requiere de visitas periódicas al médico, controles, análisis de sangre -entre otros- y en muchos casos tomar un tratamiento médico de forma crónica.

Con tantas opciones para los tratamientos contra el VIH los efectos secundarios y su toxicidad se han reducido considerablemente, y las nuevas líneas de investigación auguran un futuro próximo aún mejor en este campo.

Por supuesto las personas con VIH que están en tratamiento han interiorizado la toma de su pastilla diaria, bien a la hora de desayunar o de la cena. No lloran a diario al tomar el tratamiento, ni se cierne la culpabilidad en cada toma los siete días de la semana. La vida de las personas con VIH sigue adelante.

3. El VIH no convierte a los chicos en mentirosos o peligrosos

Uno de los errores más lamentables que se suele cometer es creer que los chicos con VIH mienten sobre su seroestatus sólo para echar un polvo o lo que es peor siguen un plan para infectar deliberadamente a otros -ya hemos comentado en el punto 1 que la mayoría de las transmisiones se llevan a cabo debido al desconocimiento del propio estado serológico-.

Lo cierto es que a menudo los chicos con VIH tienen problemas para revelar su estado serológico debido al estigma que sufren por creencias como esas. Es injusto culpar a todos los hombres positivos debido a la conducta imprudente de unos pocos.

4. Sólo me relaciono con personas sin VIH

El serosorting -también conocido como serodiscriminación- supone establecer relaciones afectivas y/o sexuales sólo con personas cuyo estatus serológico coincida con el nuestro -tratando de evitar de este modo cualquier riesgo para adquirir el virus-.

Hoy en día sabemos que los chicos con VIH indetectables no están infectando a sus parejas, por lo que el rechazo de la gente basado en su estado puede ser más discriminatorio que práctico. Además, etiquetar a alguien con VIH como “mercancía defectuosa” es injusto y desmoralizador.

El serosorting además predispone a una falsa sensación de seguridad ya que el riesgo de relaciones sexuales con alguien que piensa que seronegativo tiende a ser mayor que el sexo con una persona positiva indetectable. Esto se debe a que la carga viral en una persona recién infectada puede ser muy elevada aumentando las probabilidades de transmisión ante cualquier práctica de sexual de riesgo, aunque este fuera moderado.

En estos casos es aconsejable evitar cualquier practica de riesgo, realizarse previamente y de forma conjunta pruebas de VIH o estar seguro de estar tomando el tratamiento antirretroviral y estar indetectable. En caso de solicitar las pruebas previas de VIH a tu pareja hazlo de la manera más respetuosa posible, preguntar si está ‘limpio’ sólo hace que parezcas un idiota. Además, existen muchas otras enfermedades de transmisión sexual que pueden transmitirte si eres sexualmente activo -es decir tener relaciones sexuales con muchas y variadas personas-.

5. Somos dueños de nuestro cuerpo y de nuestra la salud

El control sobre el cuidado de nuestra propia salud no le corresponde a nadie más que a nosotros. Todos somos responsables del cuidado de nuestra salud, nadie va a velar por ella mejor que nosotros mismos.

A menudo se tiende a pensar que los chicos con VIH deben velar por la salud general del resto de personas, esto no deja de ser una excusa para eludir responsabilidades individuales además de una estrategia errónea para el cuidado de nosotros mismos.

6. Los chicos con VIH no tienen vida sexual

Es cierto que tras los primeros instantes tras el diagnóstico la libido suele verse afectada pero una vez elaborado el duelo la vida se impone y la sexualidad vuelve a su estado natural. Todos tenemos nuestros momentos, a veces nuestra agenda de llena de citas, otras sin embargo podemos pasar semanas sin ver a nadie, a veces el sexo no es de la calidad que esperamos y otras disfrutamos como nunca.

Los chicos positivos pasan por los mismos procesos que tú.  Juzgar a otras personas por su nivel de actividad sexual es algo de lo que podríamos prescindir, especialmente nosotros a quienes nos incomoda que se cuestione nuestra forma de vivir.

Asociar la promiscuidad al VIH es otra forma de distanciarnos de chicos seropositivos tratando de juzgarlos de manera diferente a nosotros cuando en realidad no somos tan distintos. Después de todo sólo basta una práctica de riesgo para poder adquirir el virus.

Y por otro lado la promiscuidad no es otra cosa que el término que utilizamos para definir a quien tiene más vida sexual que nosotros, siempre podremos ser considerados como promiscuos por aquellas personas que tengan menos parejas sexuales que nosotros. Piénsalo, actúa en consecuencia.

7. Cómo adquirieron el VIH es un asunto exclusivamente suyo

Hay que entender que los detalles sobre la adquisición de la infección de otra persona no pertenecen a una telenovela, independientemente de la buena intención que se tenga al preguntar.

Si un chico con VIH quiere compartir contigo algo tan personal, tranquilo que él se encargará de elegir el momento indicado para hacerlo. No tienes porqué hacer una entrevista en profundidad o un interrogatorio.

Respeta los ritmos personales de cada uno, entiende que para hablar de ello es necesaria mucha confianza y seguridad en la otra persona. En tal caso, gánate esa confianza.

8. Tener VIH no significa ser un experto en epidemiología

El recibir un diagnóstico de VIH no va acompañado de una clase magistral en epidemiología y mecanismos de transmisión. Tener VIH no te vuelve un experto o especialista en prevención y atención a personas seropositivas. Ellos simplemente viven con el virus.

Si necesitas más información siempre puedes acudir a entidades especializadas como Imagina MÁS donde profesionales en la materia resolverán tus dudas. Esperar que los chicos positivos hagan una ponencia personalizada para ti puede ser frustrante para ambas partes.

9. Los chicos con VIH no tienen futuro

Diversos estudios revelan que una persona que actualmente se infecte y sea diagnosticada de VIH en los Estados Unidos tiene las mismas probabilidades de vivir una vida normal como cualquier persona seronegativa. Algunas investigaciones sugieren incluso que la esperanza de vida es mayor que el promedio.

Esto se debe a que las personas con VIH siguen unos controles médicos rutinarios con mayor frecuencia que los seronegativos, por lo tanto cualquier otro problema de salud que pudiera acontecer sería diagnosticado y tratado precozmente.

Las personas con VIH además son más propensos a evitar abusos de drogas y alcohol, siguen una dieta saludable y hacen ejercicio regularmente, todas las claves sobre las que se asienta el secreto para la buena salud y longevidad.

Muchos chicos con VIH lo saben bien, están aplicando a su vida diaria estos hábitos saludables junto con un enfoque emocional que aporte una mirada hacia el futuro basada en la confianza de su propio bienestar. Lo cierto es que no hay razón para no hacerlo, los hombres gais con VIH con un buen estado de salud son una población que debe ser reconocida.

Tal vez sería mejor tratar de hacer entender esto a quienes con sus creencias y actitudes continúan aferrándose a temores y prejuicios totalmente anticuados.

10. Hay aún más avances por llegar

Hay mucho capital humano y económico invertido en la investigación del VIH, diversas líneas auguran alcanzar en un futuro cercano mejoras inimaginables hace apenas unos años.

En cuanto a prevención se está investigando en microbicidas rectales y vaginales, evitarían la entrada del virus en el organismo. Asimismo en algunos países ya se habla de la Profilaxis Pre-Exposición (PrEP) o la toma de tratamiento antes de una práctica de riesgo para evitar la transmisión del virus.

A nivel de terapéutico parecen estar en un nivel avanzado los estudios que prometen un cambio drástico relacionado con la administración del tratamiento. Un nuevo tratamiento que se administre mensualmente al paciente a través de una inyección evitando la toma diaria de la pastilla.

Esto tendría un impacto muy beneficioso en la adherencia y calidad de vida de las personas con VIH. Además si ya los tratamientos actuales han reducido drásticamente su toxicidad, los venideros serán aún más eficaces.

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