‘Eisenstein in Guanajuato’: La catarsis sexual del genio

FICHA TÉCNICA

Título original: ‘Eisenstein in Guanajuato’

Duración: 113 minutos

Nacionalidad: Holandesa

Dirección: Peter Greenaway

Guión: Peter Greenaway

Fotografía: Reinier van Brummelen

Repart: Elmer Bäck, Stelio Savante, Maya Zapata, Lisa Owen, Luis Alberti, Rasmus Slätis, Raino Ranta, Alan Del Castillo, Jakob Öhrman

Calificación: 7,5 / 10

¿De qué va?

Si una película se encarga de buscarle las cosquillas a la verdad oficial y se acerca a la cuestión de la homosexualidad consiguiendo desquiciar a las autoridades (muy oficiales todas) rusas es que esta cinta, como mínimo, merece la pena.

Y el retrato que Peter Greenaway realiza de Sergei Eisenstein es tan directo y desnudo que sirvió para que las élites rusas, las mismas que han intentado reescribir la historia para borrar las tendencias sexuales de Tchaikovsky, interpusieran una protesta oficial en el Festival de Berlín que acogió el estreno mundial de la misma.

La cinta arranca en el año 1931. Eisenstein tiene 32 años pero su cuentakilómetros vital ha dado vueltas como para tres vidas. Revoluciona la historia del cine haciendo del montaje un arte en ‘El acorazado Potemkin’, posiblemente la cinta de la que más se haya escrito en la historia del cine, consigue crear una iconografía nueva para un mundo revolucionario y, como los grandes genios, resultaba incómodo para todos los círculos de poder.

Rusia no era lo suficientemente grande para dos personajes como Einsenstein y Stalin. Así que el primero, doblemente sospechoso para el régimen por su condición de judío y su sexualidad diferente, se lanza a EEUU donde es recibido como un genio pero poco después tiene que tomar la salida mexicana.

Y llegamos a Guanajuato. El director soviético se deja seducir por el encanto y la frescura de su nuevo destino y pasará dos años rodando su proyecto ‘¡Que viva México!’. Con la ayuda de su joven y atractivo guía Palomino Cañedo (Luis Alberti), el prestigioso director da libertad por primera vez a sus verdaderos deseos sexuales entrando en un mundo en el que todo es posible y que cambiará para siempre su forma de enfocar la vida.

Aprendiendo de los instintos

Si uno piensa en un genio como Einsenstein (Elmer Bäck) podría pensar que el cineasta dormía, comía, masticaba y cagaba arte. Sin embargo, Greenaway se dedica a desmitificar la figura de uno de los mayores artistas del siglo XX.

Como hiciera Milos Forman en ‘Amadeus’, el director gales nos dibuja a un genio caprichoso, infantil, imprevisible y entusiasta. En este caso, asistimos a la liberación del director. Una liberación que se lleva a cabo a través de su relación con Palomino Cañedo. De sus caricias, de sus besos, de su sexo y de una carnalidad que le conduce a descubrirse a sí mismo.

Greenaway realiza una película tan exuberante que durante momentos llega a abrumar. La cámara del galés habla con constantes metáforas cinematográficas. Realiza recorridos geométricos, se deja llevar por secuencias cruzadas y circunloquios visuales que lo mismo terminan en vericuetos insondables que acaban con un necesario sentido del humor.

El galés abre tanto la persiana del dormitorio y como la de la relación entre Eisenstein y Cañedo. Fuera de la órbita soviética y el puritanismo norteamericano, el director decide romper las cadenas de sus instintos. La homosexualidad se nos dibuja como una isla desierta que está esperando ser explorada. La carnalidad fluye. El sexo se erige como elemento liberador y finalmente vemos que sobre otros temas se levanta una historia de amor.

Vídeo: ‘Einsenstein in Guanajuato’ – Tráiler

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