Un Orgullo en el que tenemos que hacernos oír

”Nos manifestamos por quienes no pueden”… El lema elegido para comandar la manifestación estatal que pondrá la guinda el sábado 5 de julio a una nueva edición del Orgullo LGTB está cargado de simbolismo. Tiene un cierto sabor exótico y recuerda a ciertas regiones del mundo donde todavía se escupe odio e intransigencia contra el colectivo LGTB.

Sin embargo, los hechos ocurridos estos últimos días han convertido al lema en una especie de tétrica metáfora de lo que está sucediendo en Madrid conn un Ayuntamiento que ha conseguido destrozar todos los ‘ranciómetros con sus continuados y perversos ataques a la comunidad.

Desmentidos, cambios de última hora, cortinas de humo, el ejecutivo presidido por Ana Botella tiene menos organización que un trabajo colectivo de instituto. Aunque es cierto que en esta cuestión del Orgullo, la falta de rumbo del Ayuntamiento de la capital puede responder a dos cuestiones: o bien a una ineptitud absoluta o bien a ciertos sentimientos de inquina hacia todo lo que no responde a la fórmula que el PP entiende como normal.

Desde esta humilde redacción entendemos que los agresivos movimientos del ejecutivo madrileño pueden leerse en términos de odio, como bien ha expresado Carla Antonelli con una carta a los medios¿Por qué lo llama decibelios cuando en realidad es Homofobia y Transfobia?.

El gobierno regional, especialista en fabricar ideas teñidas rubio, en sobres y en discursos hipócritas (todavía colea la visita de Ana Botella a Berlín para promocionar el turismo LGTB en la capital) ha vuelto a dinamitar el terreno de la libertad y la empatía.

A un año vista de las próximas elecciones municipales, el PP madrileño ha intentado disfrazar su beligerante actitud hacia la comunidad, pero el hecho de prohibir cualquier tipo de actuación en un lugar tan icónico como es la Plaza de Chueca supone una clara agresión al espíritu del colectivo LGTB en general y del Orgullo en particular.

Sin querer entrar en dogmas, creemos que la mejor forma de responder a la demencial actitud del gobierno madrileño es haciendo ruido. Ruido mediante la presencia, ruido mediante el activismo, ruido a través de la conciencia.

Respondiendo al lema del Orgullo, claro que hay que manifestarse por quien no puede… Sólo tenemos que ser conscientes de que el peligro de la homofobia ni es abstracto, ni se encuentra en lugares remotos. La homofobia está más cerca de lo que queremos pensar. Una homofobia con máscara, con actitud sibilina, institucionalizada y con el rancio olor a laca y mantilla… una homofobia contra la que hay que luchar.

LIBERTAD, ENTENDIMIENTO, DIVERSIDAD… En este Orgullo van a tener que escucharnos.