Hay sentencias que consiguen condensar años de duro trabajo. En Madrid acaba de suceder con la reciente aprobación de la Ley de Transexualidad que ha servido para hacer realidad una labor con décadas de recorrido.
En Botsuana ha ocurrido algo similar: tras décadas luchando en la sombra y con los poderes institucionales en su contra, el grupo LEGABIBO ha visto como la justicia ha terminado transformando años de frustración en una sentencia histórica para el colectivo LGTB del país.
Para entender la sentencia hay que retroceder hasta el 2005. En ese año, LEGABIBO, que había surgido de manera directa de la Red de Botsuana sobre Ética, Derecho y VIH/SIDA (Bonela), pero que centraba sus esfuerzos en la comunidad LGTB solicitó su registro como sociedad en el Departamento de Ingeniería Civil y Registro Nacional.
El Gobierno se mostró tajante. En Botsuana la homosexualidad está fuertemente perseguida por las instituciones y desde el Ministerio del Interior se negó la puesta en marcha de la asociación puesto que era ‘incompatible con la paz, el bienestar y el buen orden en Botsuana’.
Hasta ahora, cuando el Tribunal de Apelación ha dictado una sentencia por la que considera que la negativa de registrar LEGABIBO es una violación del derecho a la libertad de asociación.
El Tribunal ha querido destacar que los derechos fundamentales son para todas las personas y con este tipo de discriminación se está negando la dignidad del ser humano.
El Tribunal ha sostenido que los objetivos de LEGABIBO, que incluyen la promoción de los derechos humanos de las personas LGBTI y que abogan por la reforma de la ley, no son ilegales.
La sentencia fue recibida por cientos de activistas que aguardaban en las puertas de los juzgados del país ondeando banderas arcoíris y disfrutando de una tarde de gloria.
En este ambiente festivo, Caine Youngman, portavoz oficial de LEGABIBO y que ha formado parte del proceso desde sus inicios quiso resaltar que:
La victoria nos da la esperanza, la fe y la creencia en el sistema jurídico de Botsuana. Ha sido un viaje largo y agotador ya que la primera vez que intentamos registrar nuestra asociación fue hace 11 años. Este juicio es una muestra de que la democracia está comenzando a aparecer en el país, a partir de ahora los tribunales protejerán los derechos de las minorías y darán voz a la comunidad LGTBI’,