Estados Unidos avanza y Europa retrocede. Si hace solo unos días celebrábamos la buena noticia proveniente de Florida donde el matrimonio igualitario ya es una realidad, hoy nos toca bajar el tono al saber que en la cercana Macedonia se están prohibiendo por ley las uniones entre parejas del mismo sexo.
La revisión de la enmienda constitucional que quiere delimitar el acceso a los derechos familiares y reproductivos que comporta el matrimonio ha sido propulsada por el ejecutivo conservador liderado por Nikola Gruevski. El primer ministro de la ex república yugoslava, que goza de una amplia mayoría en el Parlamento, ha conseguido el voto de las dos terceras partes de los votantes que decreta la intención de modificar constitucionalmente el estatus del matrimonio en Macedonia para que sea un derecho exclusivo de las parejas heterosexuales.
Según el portavoz del partido al gobierno VMRO-DPMNE, la modificación de la Constitución sirve para ‘tutelar los intereses de los casados, de la familia y de la sociedad’ cuando es más que evidente la voluntad de excluir y discriminar a las personas LGTBI que viven o quisieran vivir bajo las tutelas asociadas al matrimonio.
La comunidad de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales macedonios, que vio cancelar en 2013 la manifestación del Orgullo Gay a causa del preocupante incremento de las agresiones homofóbicas, teme que la nueva legislación afiance la discriminación que ya sufren las parejas del mismo sexo en su vida cotidiana.
Amnistia Internacional ya ha manifestado su preocupación por la situación de vulnerabilidad de los derechos de la comunidad LGTBI de Macedonia al aprobar una ‘definición constitucional restrictiva del matrimonio que discriminaría las uniones de las personas del mismo sexo’. Por ello ha lanzado una campaña de sensibilización que hace referencia al Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos que establece que los estados no pueden discriminar bajo ningún concepto el derecho a formar una familia.
En el caso de Macedonia, aunque actualmente no reconozca el matrimonio igualitario, prohibiendo expresamente la posibilidad de extender la institución del mismo vendría menos a leyes internacionales y europeas. Así que gracias a esta ley homófoba, Macedonia, candidata oficial para el acceso a la Unión Europea, se aleja aún más de las reformas y aperturas que necesita un país laico y moderno para continuar abrazando doctrinas conservadoras filo ortodoxas.