Según cálculos oficiales, un 15% de la población de Tel Aviv pertenece al colectivo LGTB. Lejos de la locura orwelliana que orbita sobre la ciudad de Jerusalén, lo cierto es que Tel Aviv ha sabido ganarse el corazón de la comunidad LGTB mundial y fue votada como ‘mejor destino turístico LGTB’, según la encuesta elaborada por Gay Cities y American Airlines en 2011, por su capacidad de proporcionar una gran variedad de actividades culturales y educativas.
Los propios habitantes de la ciudad tienen un término que muestra su mentalidad abierta hacia la vida: el típico ‘sababa’. Este carácter empático del que hacen gala los habitantes de la ciudad tiene una especial sensibilidad hacia colectivos olvidados, así Tel Aviv es la ciudad israelí que cuenta con un mayor número de asociaciones, talleres y actividades dedicadas a la comunidad LGTB y que han desembocado en acciones concretas tan interesantes como la creación del primer mausoleo dedicado a las personas del colectivo que fueron víctimas del nazismo.
Desde el primer desfile del orgullo en 1998, este evento se ha convertido en un evento municipal importante, atrayendo a decenas de miles de personas procedentes de Israel y en el extranjero cada año. Este año se cumple la 16 edición del desfile anual, que tendrá lugar el 13 de junio, y se espera que incluya a unos 120.000 participantes, 30.000 de los cuales son turistas de las comunidades LGBT de todo el mundo.
Para celebrar el acontecimiento, el ayuntamiento de la ciudad ha mostrado un solido apoyo a la causa. Desde la propia web gubernamental se puede acceder a todo el programa del Tel Aviv Parade y el propio edificio gubernamental servirá de homenaje al colectivo. Desde el mismo día de hoy y hasta el 13 de junio que termina esta fiesta con corazón reivindicativo a la caída de la tarde (desde las 20h y hasta las 23h) se podrá ver el ayuntamiento iluminado y formando la bandera LGTB más grande de todo el planeta….sin lugar a dudas, una actitud ejemplificante de la que ya podrían tomar nota más de algún gobierno, como el de Madrid por no irnos demasiado lejos.