Dinero, familia, rechazo social… ¿Qué temen los deportistas gais?

Rumores, sospechas, chantajes, noticias inventadas…  Cualquier guiño o rozamiento puede dar pie a que corran litros y litros de tinta sobre algunos jugadores que son vigilados con lupa dentro y fuera de los terrenos de juego. Tal es el caso del portero alemán Manuel Neuer, quien es recibido con bananas alrededor de su portería desde que mostró su apoyo a esos “deportistas en la sombra”.

¿Merece la pena vivir bajo esa presión?

El joven defensa sueco Anton Hysén decidió que no. Tuvieron que pasar más de dos décadas hasta que otro futbolista volviera a destapar la caja de los truenos. A los 20 años, en marzo de 2011, este jugador del Utsiktens BK – de liga de fútbol sueca-, hizo públicas sus preferencias homosexuales en la revista deportiva sueca, ‘Offside’.

‘Hay más jugadores como yo”, dijo en su día el joven futbolista escandinavo. “Es de locos pensar que no hay más homosexuales… pero, ¿dónde están?”, añadió Hysén. A esta cuestión habría que sumar otra tanto o más inquietante: ¿De qué se esconden?

Parecía que tras el suicidio de Fashanu en 1998 -no pudo soportar ser juzgado por un presunto abuso a un joven norteamericano de 17 años- se iba a abrir la veda para el resto de jugadores homosexuales o bisexuales del deporte rey, pero no fue así. ‘Eran otros tiempos’, podríamos pensar. De nada sirvió. Aún en nuestros días salir del armario parece ser un veto demasiado arraigado en el balompié. 

Casos aislados en otros deportes ‘de machos’ en equipo

Sin embargo, tuvieron que ser profesionales de otros deportes como el rugby o el baloncesto los que siguieron la estela del que fue una de las grandes promesas del fútbol británico de los 80’.

Gareth Thomas, uno de los jugadores de rugby que más partidos ha disputado con la selección de Gales, reconoció sentir una gran liberación tras confesar a su esposa que era homosexual. Se sentía de forma miserable inventándose mil y una escusas para justificar sus salidas a pubs nocturnos de ambiente gay, así que en 2007 le pidió el divorcio.

Dos años más tarde, en 2009, Thomas lo hizo público en una entrevista bastante ‘jugosa’ en el tabloide británico ‘Daily Mail’, en la que reconoció que conocía cuál era su orientación sexual desde los 16 años, pero que temía ser excluido del rugby por culpa de esa ‘cultura de machos’ que rodea a ese deporte que, en la pequeña Gales, es considerado una religión desde su orígen, en el siglo XIX. 

Y es este un detalle curioso: Gareth también reconoció que su agresividad en el campo se debía a la frustración que sentía por llevar esa ‘doble vida’ personal.

Ahora, la historia de Gareth Thomas -que pensó incluso en suicidarse como lo hiciera Justin– podría ser llevada a la gran pantalla. Quizá así se evite que jóvenes rugbiers pasen el mismo calvario que pasó Thomas y sean aceptados como ‘talentosos jugadores de rugby gays’, como afirmó el galés en una entrevista con la BBC.

Jason Collins, el último en ver la luz

A finales del mes de abril de este 2013, otro deportista salió en la portada de una revista para admitir sin tapujos que es gay. En este caso, el medio escogido fue la reconocida revista ‘Sport Illustrated’ y el protagonista era el pívot de los Celtics, Jason Collins.

El baloncestista norteamericano escribió una carta abierta publicada en la prestigiosa revista norteamericana – que además es leída en su mayoría por hombres heterosexuales- en la que confesó:

No me propuse ser el primer atleta abiertamente gay que compite en un gran deporte de equipo estadounidense. Pero como lo soy, estoy contento de comenzar la conversación’ 

La decisión que tomó Collins fue abrazada con la mayor normalidad posible en los Estados Unidos. Es decir, fue celebrado por todo lo alto. Los aficionados bombardearon su Twitter (@jasoncollins34) con mensajes de ánimo, sus colegas de profesión -y también de otros deportes como el baseball- se mostraron orgullosos de su valentía. Y, sí, hasta un portavoz de la mismísima Casa Blanca declaró que era ‘otro ejemplo del progreso’ en el seno de la sociedad norteamericana.

Aunque la administración de Obama intentara apuntarse el tanto -recordemos que aún tienen pendiente la aprobación del matrimonio igualitario a nivel federal-, lo cierto es que fue un gran logro que el conjunto de la sociedad no juzgara a Collins únicamente por ser gay.

‘Soy un pívot de la NBA de 34 años. Soy negro. Y soy gay”, narró Collins en ‘Sport Illustrated’. Así demostró que hacer pública su orientación sexual no debe suponer ningún “borrón” en sus 12 años de carrera en la mejor liga de baloncesto del mundo, la NBA.

Ni siquiera los anunciantes retiraron su apoyo al jugador –sí lo hicieron en el caso del escándalo de infidelidad de Tiger Woods, por ejemplo-.

Quizás ese sea uno de los factores al que los deportistas homosexuales puedan tener miedo. Quizás teman quedarse solos, apartados de la profesión a la que dedican casi toda su vida y sin un “duro” por la retirada de sus anunciantes.

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