¿Será el amor de mi vida?

¿Será el amor de mi vida? ¿Qué señales necesitamos para saber si es la indicada? ¿Él es la persona ideal para mí? ¿Cómo saber si elle, ella o él es quien llena mi corazón, expectativas y me comprende?

¡Cuántas preguntas! Muchas sin respuesta. Pero es que en realidad la respuesta solo la hallaremos individualmente dentro de nosotres con el paso de los días, semanas y meses.

Sin embargo, hay que observar qué damos y qué recibimos. Cuánto damos y cuánto nos otorga. Y, sobre todo, sentir seguridad y certidumbre de que ambas personas queremos lo mismo y vamos hacia el mismo sitio.

¿Intuyes que puede ser el amor de mi vida?

O, mejor dicho: ¿Cómo intuir que es el amor de tu vida? O que puede serlo.

No es sencillo, mucho menos hoy en día que vamos tan aprisa y todo lo queremos de inmediato, incluso el amor. Que se cueza rápido, que me siga sí o no, no sabemos tomar una pausa y esperar el tiempo. Al menos no yo.

Y entonces nos tachan de “intensos”, y probablemente sí. Pero más allá de la intensidad que muchas veces es provocada por la falta del interés mostrado o correspondido de la otra persona y todo redunda en que queremos respuestas.

Y sí, quizá urgentes. O simplemente respuestas.

Un par de personas que están sentadas en un autobús. ¿Será el amor de mi vida?
¿Será el amor de mi vida?

Es urgente el amor

Entre tanto caos en la humanidad, tanta desolación y tan carentes de empatía y respeto el amor es lo que queda promulgar, divulgar y sobre todo experimentar.

Es urgente el amor porque sin el estamos destinados al vacío e incluso a la inmundicia. Y si bien no todo tiene que ver con el amor romántico, es un hecho que el amor, conjugar el verbo amar en presente y también en futuro.

Amarnos a nosotras y nosotres mismos con la única finalidad de expandir y ser esos promotores de la virtud más generosa que nos fue concedida. Así, sin esperar nada a cambio.

Para que entonces podamos anhelar, trabajar e incluso buscar al amor de mi vida, al amor de nuestras vidas.

¿Será el amor de mi vida?

La pregunta que quisiéramos que más bien fuera retórica, es decir una afirmación.

¿Será o no será el amor de mi vida? ¿En dónde hallaré al amor de mi vida? ¿Cómo saber si será el amor de mi vida?

Decenas de preguntas, un sinfín de cuestionamientos y dudas que siempre nos rondan alrededor del amor, pero se extienden mucho más si hablamos del amor de mi vida. ¡El amor de nuestras vidas!

Y es que tenemos esa creencia e incluso fe de que en algún lugar de Veracruz o qué sé yo… habitará el amor de mi vida.

Sin embargo, en un análisis menos ligero y pasajero, puede ser que el amor de mi vida ya esté conmigo, esté rondando e incluso abrazando mi caos y mis miedos.

El amor correspondido y responsable se siente más allá de un lógico vínculo afectivo mutuo, es una complicidad intrínseca que justamente se aloja en esa zona donde lo íntimo es exclusivo. Donde los secretos son incluso silenciosos.

El amor de mi vida sucede. Transcurre. Me demanda más allá de mis propios sentidos y emociones. Me sacude. E incluso me descoloca porque no sé cómo ni sé cuánto tiempo pasó para este sentimiento pero está.

Y, con toda claridad no sé sí soy, si somos el amor de nuestras vidas, pero lo que sí sé y siento es que es especial, extraordinario, correspondido y muy íntimo. Cosa de dos.

La genuina complicidad es una buena razón para creer que podría estar frente al amor de mi vida. Por su amor a mi caos y mis amorosos silencios en su revolución de amor.

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