Johnny Weir no irá a los Juegos Olímpicos de Sochi

El gobierno ruso ha recibido presiones de diferentes estamentos, desde países hasta organismos internacionales, que siempre han terminado de la misma manera: tirón de orejas al ejecutivo liderado por Putin, pero ni hablar de boicot a los JJOO de invierno que se deben celebrar en Sochi en 2014…hasta ahora.

Johnny Weir se ha atrevido a dar el paso. El patinador, abiertamente homosexual y cuyo marido –paradojas de la vida- tiene raíces rusas, ha sido de los deportistas más beligerantes con la ley que prohíbe la ‘propaganda homosexual’ y ante la tesitura de retirarse por todo lo alto en unos JJOO o mantener intactos sus valores, se ha decantado por la segunda opción.

Ha sido el propio equipo de EEUU el que ha anunciado la noticia. Según el sistema de clasificación del conjunto norteamericano, todo deportista que quiera asistir a los JJOO debe pasar unos ‘trials’. Los mejores clasificados de estos campeonatos nacionales terminan siendo seleccionados para representar al país, sin embargo Johnny Weir ha renunciado a disputar este torneo que a la postre resulta un elemento indispensable para asistir a Sochi.

Aunque Weir había planteado la posibilidad de competir en Sochi en entrevistas recientes (en una charla para la CNN afirmó que era tan conocido en Rusia que solo el hecho de ir ya sería un acto de protesta contra la nueva ley ‘anti-homosexual’ del país), su decisión de terminar la temporada y probablemente poner fin a su carrera es irreversible.

El camino para llegar a esta decisión no ha sido fácil. Hace unos meses el propio atleta defendía que todos los atletas homosexuales debían asistir a Sochi puesto que la visibilidad del colectivo se podría convertir en la mejor arma contra la ley de ‘propaganda homosexual’. 

El patinador norteamericano ha dado una vuelta de tuerca a las declaraciones de otros atletas que se han manifestado en contra de la homofobia que se vive en el país ruso. La patinadora canadiense Anastasia Bucsis y la snowboarder australiana Belle Brockhoff habían criticado al gobierno de Putin, pero no habían llegado tan lejos. Johnny Weir ha prendido una mecha que debería ser alimentada por otros atletas puesto que con unos JJOO que no respetan los DDHH hay que tener tolerancia cero.