En los últimos meses hemos asistimos a la aberrante y televisada destrucción del patrimonio cultural de varios países del Oriente Próximo, así como al éxodo de sus comunidades por el riesgo de ser alcanzados por la exacerbada violencia del autoerigido Estado Islámico.
Una realidad de la que las personas del colectivo LGTB no están exentas, pues en múltiples ocasiones sufren la persecución, violencia y asesinato ejemplarizante por ser identificados/as como homo, bi o transexuales, tal y como ha denunciado el Observatorio de Derechos Humanos de Siria.
Estas más que preocupantes prácticas, recogidas en el informe ‘When Coming Out is a Death Sentence‘ de IGLHRC y MADRE-, que sitúa en ‘riesgo inminente de muerte’ a las personas que puedan ser percibidas como integrantes del colectivo LGTB.
Por esta razón, y con el objetivo de crear una estrategia supranacional contra el avance del grupo terrorista, Estados Unidos y Chile han acogido la última reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, en la cual la persecución de LGTB por el ISIS ha tenido un destacado espacio de debate tras la intervención del refugiado sirio abiertamente gay Subhi Nahas -en imagen-.
Durante su intervención ante los miembros del Consejo, Nahas declaró el incesante peligro que enfrentan las personas homo, bi, trans e intersexuales en sus propias comunidades tras la ascensión del ISIS en Siria, Irak y Libia, una situación que si antes ya tenía inherentes numerosos inconvenientes para la integración social, ahora se traduce en una constante lucha por la supervicencia. En sus propias palabras:
En 2014, después de que el ISIS tomara el mando, se intensificaron los ataques violentos contra las personas sospechosas de ser LGBTI, y fueron publicados varios vídeos en las que se veían sus ”capturas”. Durante las ejecuciones, cientos de personas, incluidos niños, aplaudían con júbilo como si fuera una boda. Si la víctima no moría tras ser lanzada desde lo alto de un edificio, la gente terminaba con su vida a pedradas. Éste iba a ser también mi destino.
Salir a la calle me aterrorizaba. Pero tampoco estaba seguro en mi casa, ya que mi padre, que vigilaba todos mis movimientos, ya sabía que era gay. llevo una cicatriz en la barbilla que es muestra de su rabia al respecto.
Dos meses más tarde, aproveché la única oportunidad que tuve para escapar al Líbano, donde me quedé durante seis meses. Luego me mudé a Hatay, Turquía, donde trabajaba como intérprete para otros sirios. Pero las amenazas de muerte también me siguieron a Turquía…’
Antes de su intervención, Nahas y la embajadora estadounidense en la ONU Samantha Powell mantuvieron unos minutos de conversación con los persidistas, en la que se subrayó que era la primera vez que el Consejo de Seguridad de la ONU discutía sobre la integridad de las personas LGTB en este tan violento contexto.
La embajadora Powell aprovechó entonces para expresar su consternación ante la realidad de Nahas y su compromiso con la defensa de los derechos del colectivo LGTB en los países con influencia del ISIS. En sus propias palabras:
Es imposible no tomar la lucha por sus derechos como si fueran nuestros, ya que hemos liderado otras grandes luchas por los derechos humanos. […] Hoy, damos un pequeño pero importante paso para asumir este compromiso de trabajo. Y no será el último.’