La liga de fútbol australiano le hace un placaje a la homofobia

El fútbol australiano es un deporte que se caracteriza por su rudeza. Biceps marcados, caras manchadas por el barro, narices torcidas, dientes partidos… y ahora, un deporte que a sus habituales sinónimos también suma la diversidad y la inclusión de colectivos. 

Las iniciativas de convertir al deporte en un marco abierto de tolerancia y comprensión se están dando en todos los lugares del planeta.

La FEGLTB ha lanzado la iniciativa ‘#UnaLigaArcoiris’, el Orebro se convirtió en anfitrión del partido más diverso del hockey, el Madrid Titanes Club de Rugby hizo historia al ser la primera vez que un equipo gay inclusivo en participar en una competición oficial de rugby en España… Sin embargo, la principal virtud de la nueva iniciativa que nos llega es que -al igual que ocurre con las campañas de la Premier League- surge de las propias instituciones.

En efecto, se trata de un partido de pretemporada y no de competición oficial, pero lo cierto es que el impulso de los estamentos deportivos australianos es un hecho a destacar: sin el apoyo de los que tienen la mayor cuota de poder, el trabajo del activismo se hace casi imposible.

La AFL ya destina jornadas deportivas para denunciar el racismo y empoderar a las comunidades indígenas, pero el encuentro en el que se enfrentan los Sidney Swans y los Framanthler Dockers es el primero en afrontar la cuestión de la homofobia.

El apoyo de la liga ha venido acompañada por unas alentadoras palabras de Mark Evans, gerente de operaciones de la AFL, que ha indicado que: 

La AFL se enorgullece de poder ser anfitriona de este partido. Con ello queremos decirle a nuestra comunidad que queremos ser parte del cambio en Australia. La diversidada y la inclusividad son esenciales en nuestro juego. No importa quién seas, de donde vengas o a quien ames. Estamos aquí por el amor al deporte.’