El Parlamento alemán deberá pronunciarse sobre el matrimonio igualitario

Para el colectivo LGTB, Alemania es un país algo contradictorio. Con una más que palpable desarrollada y visible comunidad LGTB que puede registrar legalmente sus uniones desde 2001, la figura legal no contempla los mismos derechos que la institución matrimonial, y mucho menos facilita la adopción conjunta.

Este descompasado desarrollo de los derechos del colectivo ha sido frecuentemente criticado por los partidos opositores a la CDU, que han aprovechado los recientes avances del matrimonio igualitario para reclamar una ley equivalente que tenga validez en todo el territorio alemán.

No obstante, la inactividad de la canciller Merkel en este ámbito -que según su ex ministro Westerwelle es del todo deliberada– deja a las parejas homosexuales en un incómodo escenario en el que pueden registrar sus uniones pero no acceder a los mismo derechos, como la adopción homoparental, a la que además del Tribunal Constitucional también se opone Merkel.

En este contexto, el órgano de representación de los gobiernos estatales de Alemania -el Bundesrat, equivalente al senado en otros sistemas democráticos – ha aprobado el proyecto de ley que reconoce el matrimonio entre pesonas del mismo sexo gracias a los votos de los partidos opositores a la CDU, por lo que deberá ser discutido en el Parlamento -Bundestag-.

El Partido Socialdemócrata, socio en el gobierno de Berlín, ha declarado estar a favor de reconocer el matrimonio entre homosexuales, a pesar de que el asunto de su legalización nunca ha sido tratado de manera oficial después de coaligarse con la CDU.

De esta manera, la coalición de gobierno de la canciller Angela Merkel se divide: mientras los socialdemócratas apoyan la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, los democristianos de Merkel continuan denendiendo su oposición a la norma.

La Unión Civil homosexual fue aprobada en Alemania por la coalición de socialdemócratas y Verdes bajo el ex canciller Gerhard Schröder, y considerada entonces como un gran logro para los derechos LGTB, pero a todas luces insuficiente para el desarrollo igualitario de colectivo una década y media después.

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