Las mejores películas LGTB del 2013

La vida de Adele

Sin lugar a dudas, la película del año. La cinta rodada por Abdellatif Keniche tiene todos los requisitos para convertirse en la protagonista del cine LGTB del 2013: ha cosechado numerosos premios (el más importante fue la Palma de Oro de Cannes), ha estado rodeada de polémica (primero entre el propio director y las protagonistas y posteriormente cuando un grupo lésbico subió un vídeo, que corrió como las sustancias ilegales en una fiesta de Rihanna, criticando las escenas de sexo –como si alguien tuviese la potestad de saber lo que hacemos cada un* de nosotr*s en nuestra intimidad-), nos ha descubierto a dos actrices de un talento enorme como Lea Seydoux y Adéle Exarchopoulos…y además es una historia de amor de las que encogen el corazón.

La iniciática, pasional y ardiente relación lésbica que establecen Adèle y Emma vertebra toda la cinta, pero la cámara del director tunecino va más allá para mostrarnos una historia de amor con todos sus pasos y con sus distintas caras: pasión, amistad, empatía, la pérdida, el engaño, la desconfianza, la desesperación, los abrazos…y por supuesto, el sexo.

Interior. Leather Bar

La cinta creada mano a mano entre James Franco y Travis Mathews ha sido una de las sorpresas más gratas de todo el año. La película que pudimos ver dentro del LesGaiCineMad es un delicioso ejercicio de libertad creativa.

Hay que retroceder hasta 1980 para descubrir el punto de partida de la película, puesto que fue en este año cuando se estrenó la película ‘Cruising’ protagonizada por Al Pacino. 

Lo más recordado de aquella película es algo que ya no existe: para pasar la censura norteamericana que había clasificado la película como pornográfica, el director suprimió 40 minutos de metraje en los que había sexo homosexual explícito.

James Franco y Travis Mathew se han imaginado como serían esos minutos que fueron aniquilados por las tijeras de la censura y en un ejercicio que camina entre la docuficción y el metacine han decidido reinventarlos en esta cinta. El proyecto puede parecer una mera provocación, pero es mucho más que eso, es una brillante, valiente, original e inteligente reflexión sobre el mundo del cine, la heteronormatividad, la homofobia y todo lo que les rodea.

Tomboy

La película rodada por la joven directora francesa Céline Sciamma (a la que podríamos considerar –aunque tenga un sentido estético del cine totalmente opuesto- la versión femenina de Xavier Dolan por su prometedora carrera), tiene lo peor (ha llegado a España dos años después de que se estrenara en su país) y lo mejor (una historia sin ataduras, totalmente libre) del cine de autor.

‘Tomboy’ tiene una clara orientación cultural LGTB, sin embargo, la cinta no se queda en la mera descripción de los primeros años de una ”marimacho’ renegando de las faldas y tiene muchas más virtudes: una estilo minimalista, delicado, la impagable espontaneidad de los niños que protagonizan la historia, un guion sencillo para narrar una historia universal, el retrato psicológico de los protagonistas…en definitiva, una exquisita historia sobre las dificultades de explorar lo que cada uno es.

Laurence Anyways

Xavier Dolan, el nuevo enfant terrible del cine festivalero, nos trae esta singular historia sobre la transexualidad. Casi todo en ‘Laurence Anyways’ resulta excesivo: la trama, la estética, hasta la duración de la cinta…pero todo está narrado de una manera tan sensible, tan particular, que los 168 minutos de los que consta la película se convierten en necesarios.

La película se convierte en una epopeya, en una historia épica protagonizada por un profesor de instituto decide dejar de mentirse, afrontar su sexualidad y cambiar de sexo.

La mayor virtud de la cinta firmada por el director canadiense es que se convierte en un necesario grito de libertad. La película es, sobre todo, una historia de amor. Pero también se centra en la busqueda de la identidad como elemento necesario para tener una vida plena y en las consecuencias afectivas y sociales que conlleva un cambio de sexo.

El alucinante mundo de Norman

El mundo de la animación nos ha dejado estrenos para todos los gustos: Blockbuster que han llenado las salas de carcajadas infantiles como ‘Monstruos University’, películas de factura artesanal como ‘Zarafa’ y estrenos infumables como ‘Turbo’…pero ninguna con el buen sabor de boca que nos dejó ‘El alucinante mundo de Norman’.

La película bebe de manera directa del universo burtoniano y es la mayor producción en stop-motion realizada hasta la fecha.

La fantasía de la historia está bien sustentada en la tradición de la Nueva Inglaterra que vio nacer la leyenda de las brujas de Salem, pero lo que nos consiguió enamorar de esta estupenda cinta que fusiona el mundo infantil con el mundo de los adultos fue el personaje de Mitch, el primer personaje abiertamente homosexual en este tipo de cine.

Desde luego, todo un acierto y un ejercicio de más que brillante de normalización para todos los públicos.

Los amantes pasajeros

En España, donde la envidia es el segundo deporte nacional (solo superado por la corrupción y por encima de la estupidez) no hay otra cosa como declarar que has realizado una película menor para que te caigan palos desde todas las latitudes.

Además, ha sido el propio Almodóvar el que ha afirmado que tras dos historias complicadas como ‘Los abrazos rotos’ y ‘La piel que habito’ necesitaba hacer una película como ‘Los amantes pasajeros’: divertida, ligera, con pluma, alocada, sexual y que camina por la frontera de lo absurdo…y una vez vista la película, se puede confirmar que los objetivos que se había propuesto el director manchego se han cumplido con creces.

Cierto es que en una segunda visión la película pierde demasiado, pero tampoco deja de ser cierto que en casi todos los fotogramas de ‘Los amantes pasajeros’ tienen el toque Almodóvar en cuanto a situaciones, sentido del humor, crítica social velada y una cuidada estética.

Transpapa

La 15ª edición del Festival de Cine Alemán de Madrid nos descubrió un par de joyitas en forma de película, entre las que estaban el debut de Sarah Judith Mettke con esta difícil historia acerca de la transexualidad.

‘Transpapa’ nos presenta una historia paterna difícil de digerir. La cinta narra la historia una adolescente que quiere recuperar la figura de un enigmático padre que se ha marchado a Nepal. Sin embargo, todo cambia en la vida de la joven cuando su madre le comunica que su padre ha cambiado de sexo.

La cinta, que comienza como una ‘opera soup’, consigue desbordar las fronteras de la comedia queer para convertirse en una melodramática historia sobre las dificultades para encontrar nuestra esencia y que ésta sea aceptada por nuestros seres queridos.

Facing Mirrors

El LesGaiCineMad nos sorprendía con esta dramática historia sobre el colectivo LGTB firmada en Irán. De hecho, ‘Facing Mirrors’ es la primera película rodada en el país árabe que tiene un protagonista transgénero.

Dentro del festival, ‘Facing Mirrors’, dirigida por Negar Azarbayjani, fue premiada por el público y el jurado como Mejor Largometraje.

Y no es de extrañar. La cinta se centra en la figura de Rana, mujer y madre tradicional, que se ve obligada a conducir un taxi para pagar la deuda que mantiene a su marido en la cárcel.

La vida de la mujer cambia de manera radical cuando por casualidad recoge a Eddie, perseguido por dos hombres. Al principio, Rana intenta ayudarlo, pero cuando se da cuenta de que el chico es transgénero surge entre los dos un serio conflicto. 

Gerontophilia

Bajo una imagen de ser una película más amable que las que componen el resto de su filmografía, Bruce LaBruce ha firmado una cinta sobre uno de los pocos tabús que existen en el mundo LGTB: la vejez.

La película supone un nuevo prisma dentro del colectivo LGTB. La cinta, se llevó la mención especial del jurado en el LesGaiCineMad, por aportar una propuesta radicalmente diferente, por la osadía de su planteamiento y de sus imágenes bajo un diseño formal apacible y romántico.

Además, hay que destacar su contenido crítico y desafiante contra algunos de los tabúes todavía más arraigados en el colectivo gay, y en especial de los varones homosexuales, el rechazo de la vejez, la fijación de los conceptos de belleza y de deseo exclusivamente en la juventud, la incomodidad ante las más drásticas relaciones entre personas de muy diferente edad…sin duda una película de la que se deben aprender unas cuantas cuestiones.

Let My People Go!

Desde Francia nos llega la comedia que compite con ‘Los amantes pasajeros’ para coronarse como la cinta con más pluma del año. Firmada por el cineasta Mikael Buch -y protagonizada por una tan divertida como genial Carmen Maura-, consiguió llenar las salas de Madrid en las que se pudo ver el estreno de carcajadas en stereo. 

La cinta se centra en las obsesiones del director.

El cineasta francés ha utilizado el lenguaje de la comedia para hablar de una forma elegante de si mismo y de lo que le rodea: el judaísmo, las tribulaciones familiares, las relaciones de pareja y la aceptación de la homosexualidad.

Ruben (el protagonista de la cinta) no es precisamente la pareja ideal: empresario frustrado y de escasa iniciativa, amante egoísta y mentiroso por naturaleza. Sin embargo, cuando avanza la película y uno conoce a su familia -el ejemplo de una familia disfuncional- todo cambia.

En la película, Mikael Buch consigue trazar un retrato de una familia absolutamente demencial. Quizá por su origen judío, el protagonista recuerda algunos alter egos creados por Woody Allen, sin embargo, las situaciones familiares son más almodovarianas. Apoyado en un guión inteligente (que no intelectual) la película además ofrece gags visuales muy divertidos, y, como no podía ser de otra manera, algún que otro guiño de complicidad a la comunidad LGTB… vamos, que hay humor para todos los gustos.

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