El presidente del Senado italiano lamenta el retraso de su país en materia LGTB

El debate sobre el derecho de las parejas homosexuales de inscribir legalmente sus uniones ha atravesado un destacado punto de inflexión en Italia desde la aprobación del matrimonio igualitario en Irlanda, otro de los más destacados focos de influencia del Estado Vaticano en Europa.

Y si hace menos de diez días recogíamos el interés de Matteo Renzi por aprobar la Unión Civil que contempla la legalización de las parejas homosexuales antes de dicembre -que fue recibida con escepticismo por los colectivos activistas, dado su recurrente y desmedido triunfalismo- hoy nos encontramos con la declaración a favor de otro destacada cabeza del poder legislativo italiano, la del presidente del senado Pietro Grasso.

Durante la celebración de la tradicional cerimonia del ventaglio que organiza anualmente la Asociación de Prensa Parlamentaria italiana, Grasso dedicó varios minutos de su intervención a hablar de la situación de los derechos humanos de la población LGTB, y manifestó su descontento por el retraso en el reconocmiento de la Unión Civil Homosexual.

En sus propias palabras:

Acerca de la Únión Civil, no puedo destacar con mayor fuerza el retraso acumulado a lo largo de los años: la primera sentencia del Tribunal Constitucional se remonta a 2010, y ya indicaba entonces la necesidad de que el Parlamento intervenga  con urgencia en este asunto.’

Asimismo, el presidente del Senado -Cámara en la que actualmente se encuentra paralizado el proyecto de ley de Unión Civil- destacó que la ampliación de derechos de una minoría no compromete los derechos del resto de la población:  

Creo firmemente que ha llegado el momento de reconocer de manera plena los derechos civiles de las parejas homosexuales, y de regular de una vez la realidad social de nuestro país. Ampliar el alcance de los derechos no afecta en modo alguno a los derechos del resto de la población, pero cambia las vidas de aquellos que los ven reconocidos.’

Esta declaración en apoyo de la Unión Civil llega sólo una semana después de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminara de manera unánime que Italia falla en la defensa de los derechos fundamentales de su ciudadanía al negar a tres parejas homosexuales el derecho a establecerse legalmente como tales

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