Lo resultados de los recientes comicios celebrados en la región de Raigarh no suponen un paso adelante para el colectivo LGTB sino un verdadero salto, un ejercicio de visibilización y normalización que solo podemos calificar de una manera: como un hito histórico.
En este caso, la victoria en las elecciones de Madhu Kinnar se puede considerar triple: por un lado ha conseguido realizar un impagable ejercicio de empoderamiento y de concienciación del colectivo LGTB, ha conseguido doblegar a las fuerzas oficialistas (puesto que se presentaba como candidata independiente frente al Partido Bharatiya Janata (BJP) y ha logrado que la casta de los ‘intocables’ (la más defenestrada del país) consiga unas necesarias dosis de diginidad.
Madhu Kinnar, de 35 años, venció por 4.537 votos en la sexta ciudad más grande del estado de Chhattisgarh. Madhu, que tuvo que dejar los estudios en octavo grado y se ha dedicado la mayor parte de su vida a trabajos relacionados con el espectáculo y a realizar funciones activistas, se ha mostrado más que satisfecha por los -sorprendentes- resultados:
La gente ha mostrado fe en mí. Considero esta victoria como el triunfo del amor y de la gente. Voy a poner mis mejores esfuerzos para poder lograr los sueños de la gente que ha estado desprotegida’.
La victoria de Kinnar se enmarca dentro de un país en el que el colectivo transgénero tiene una verdadera presencia en todos los estamentos sociales. En la India, las personas transgénero, conocidas culturalmente como hijras, a menudo se consideran a sí mismos como un tercer género que no es ni hombre ni mujer.
En este sentido, el Tribunal Supremo de la India emitió un veredicto histórico pasado mes de abril, la creación de una nueva categoría que permite a las personas transgénero que se identifican como tales en los documentos oficiales, y el reconocimiento de ellos por primera vez.
Un hecho histórico y que nos demuestra eso de que en cuestiones sociales el primer mundo tiene mucho que aprender de los países en vía de desarrollo.