El pasado 29 de junio, tan sólo unas horas después de la celebración global del Día del Orgullo LGTB, un hombre era atacado brutalmente en la ciudad de Fez por una turba que lo identificó como homosexual, generando un creciente escandálo mediático que ha obligado a declarar a varios miembreos del Gobierno marroquí.
La paliza tuvo lugar a plena luz del día, después de que un taxista expulsara a un pasajero acusándolo de ‘Khanit’ -la palabra con la que se designa peyorativamente a los homosexuales en Marruecos-. Tras el incidente una multitud rodeó al hombre, tirándolo al suelo y golpeándolo repetida y cruelmente. Una escena que fue capturada en vídeo por varios teléfonos móviles.
Tres días después la policía anunció el arresto de dos sospechosos, a quienes no liberaron en en la primera vista oral y emplazaron en otra audiencia el próximo 23 de julio. Cincuenta y cinco abogados de varias regiones del país, muchos relacionados con organizaciones de derechos humanos, ofrecieron entonces apoyo legal a la víctima.
Hoy conocemos gracias a la denuncia de Human Rights Watch que mientras el ministro de Justicia Mustafa Ramid defiende que los agresores sean procesados, culpabiliza del incidente a la propia víctima, a quien ve como responsable de inicio de la paliza.
Ramid expresó que ”la gente no debe tomarse la justicia por su mano… pero las personas involucradas tampoco deben provocar a la sociedad, por que la sociedad es así’, aludiendo a que la víctima atrajo el ataque homofóbico a causa de su aspecto.
La organización ha denunciado que es consciente de casos en los que hombres han sido procesados y encarcelados en virtud del artículo 489 del Código Penal de Marruecos, que prevé una pena de prisión de entre 6 meses y 3 años por ‘actos contra la naturaleza cuando se cometa entre miembros de la misma el sexo’.
Por esta razón, HRW pide al Gobierno de Marruecos que abola el artículo 489 y despenalice las relaciones homosexuales consentidas entre adultos, puesto que la combinación de leyes anti-homosexuales, un sistema que no garantiza un juicio justo, y el estigma social asociado a la homosexualidad ofrece una fórmula de graves violaciónes de los derechos fundamentales de la ciudadanía.
El organismo añade con que la criminalización de los llamados ”actos contra natura” y el procesamiento de las personas percibidas como homosexuales -incluso cuando la evidencia es débil o inexistentes- lo que produce es la inhibición de las víctimas de violencia anti gay de la presentación de una denuncia ante la policía .
En palabras de Sarah Leah Whitson, Directora Ejecutiva de la división de HRW en Oriente Medio y África:
(Mustafa Ramid) admite que es un delito que alguien asalte a otra persona por razón de su apariencia, pero luego insiste n que luego insiste en que ser gay es una condición anormal que la sociedad rechaza y por ello debe permanecer criminalizada’.