El 17 de mayo se celebra el Día Internacional contra la Homo y la Transfobia para conmemorar que ese mismo día de 1990 la Organización Mundial contra la Salud eliminó a la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales.
Algo que suena lejano pero que sirve para contextualizar un hecho que nunca debemos olvidar. Numerosas asociaciones a nivel local e internacional están preparando jornadas, charlas, talleres informativos… innumerables proyectos para reivindicar los derechos LGTBI y denunciar la falta de compromiso de algunos países con la comunidad.
En esta serie de proyectos se enmarca Rainbow Europe: Un mapa arcoíris a nivel europeo que refleja las virtudes y carencias de cada país respecto a la comunidad LGTBI y pone de relieve la compleja situación actual del colectivo en el continente.
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Ránking de países más respetuosos con LGTBI
Rainbow Europe ha realizado una codificación que atiende a la situación jurídica, política y social de la comunidad LGTBI. Basándose en estos criterios, se han analizado la relación entre el colectivo y los 49 países que conforman el continente.
A partir de conceptos objetivos han trazado una línea ideal en la nos encontraríamos con una igualdad formal. La cuestión es que ningún país europeo ha llegado a esta línea mágica, es más, la media europea se queda en un 42% de la situación ideal, datos que vienen a confirmar que pese a los logros cosechados todavía hay mucho trabajo por hacer.
El ascenso de Malta a la tercera posición en la calificación de Rainbow Europe es uno de los datos más llamativos del 2015. Esta es una mejora de 8 plazas (11 en 2014), con una puntuación global de 77% (57% en 2014), gracias a que se aprobaron las uniones civiles entre parejas del mismo sexo y la adopción homoparental, y se gestó la que ha terminado siendo la ley de identidad de género más avanzada del mundo.
Encabezando las políticas de tolerancia e inclusión nos encontramos a Gran Bretaña con un 86% y justo por detrás se sitúa Bélgica con un 83%. España continúa en los puestos de cabeza en cuanto a políticas teñidas de diversidad, compartiendo espacio con Noruega y Holanda con un 69%.
En el otro extremo del espectro, las dificultades a las que se deben enfrentar los activistas LGBTI en Azerbaiyán son más que obvias; el país se encuentra cerrando está clasificación con sólo el 5%. Situación que se repite en Rusia (8%), Armenia (9%) y en general con el resto de las repúblicas exsoviéticas.
Zonas de cambio
La creciente visibilidad de los defensores LGBTI es algo muy alentador. Se han elegido a candidatos a alcalde abiertamente gais en Polonia y Turquía. El ministro de Asuntos Exteriores de Letonia, Edgars Rinkevics, hacía pública su homosexualidad en Twitter, el éxito de Conchita Wurst en Eurovisión 2014… Hechos que se han transformado en pequeños símbolos de la creciente prominencia de las personas LGBTI y sus aliados en Europa.
Sin embargo, el progreso no es universal; en todo el planeta se conocen las infaustas políticas llevadas a cabo en Rusia y a lo largo del año nos hemos visto decepcionados con la aparición de restricciones en el acceso al matrimonio en Eslovaquia y Macedonia.
En esta doble dirección trabaja Rainbow Europe. Por un lado pretende que se sigan multiplicando los ejemplos de reconocimiento de los derechos del colectivo LGTBI y, por el otro lado, espera trazar puentes de entendimiento para que los países más beligerantes dejen de entender a la comunidad como a un elemento ajeno a su sociedad.
En este sentido, Evelyne Paradis, Directora Ejecutiva de ILGA-Europa, ha indicado que:
Los avances realizados en el año 2014 y en lo que llevamos de 2015, no solo pertenecen a ILGA-Europa. Nuestro mapa refleja y apoya los avances, pero en última instancia, pertenecen a los activistas, a nuestras organizaciones y a los líderes políticos que están dispuestos a levantar la cabeza y liderar el cambio social’’.
Joyce Hamilton, Co-Presidente del Consejo Ejecutivo de ILGA-Europa, ha querido reforzar el discurso de Rainbow Europe señalando que:
La violencia homofóbica y transfóbica, el discurso del odio y la discriminación siguen siendo un hecho cotidiano para algunos de nuestros vecinos LGBTI. Deseamos que 2015 traiga más ejemplos similares a Malta y Estonia. Ahora más que nunca, Europa necesita líderes políticos que trabajen con y para las personas LGBTI.’