Gays narran brutales terapias de conversión en China

Un informe de la ONG Human Rights Watch evidenció las brutales terapias de conversión que aún se emplean en China la segunda potencia del mundo.

Estos pseudotratamientos por los que pagan fuertes sumas de dinero, abarcan múltiples técnicas, desde la hipnosis a los fármacos hasta el electrochoque para cambiar la orientación sexual y son realizadas en establecimientos privados y en hospitales públicos.

Aunque la homosexualidad no es un delito en China ni está considerada oficialmente una enfermedad. En 2001, el Colegio de Psiquiatras la eliminó de su lista de problemas mentales

Para el informe Human Rights Watch entrevistó a 17 víctimas de estos centros en China, contestando lo siguiente:

Durante el tratamiento, casi todos los entrevistados fueron víctimas de insultos y de acoso verbal por parte de los propios médicos, que se dirigían a ellos con palabras como “pervertido”, “anormal” o “sucio”.

Tres de ello intentaron escapar. Uno lo logró, pero al regresar a su casa sus padres le enviaron de inmediato de regreso al centro médico.

A 11 de los 17 les suministraron, o incluso se les obligó a consumir, medicamentos por vía oral o mediante inyecciones, sobre los que no recibieron ningún tipo de información.

Cinco de ellos recibieron descargas de electrochoque mientras se les hacía pensar en el acto sexual o ver pornografía, para que asociaran la homosexualidad a algo doloroso.

“Me taparon los ojos y me dijeron que me relajara y pensara en el sexo con mi novio. Me ataron las piernas a la cama, con unas sujeciones de metal debajo. También me ataron las manos a la cama… Cuando encendieron la corriente, empecé a sentir la electricidad que venía de mis piernas… Pensé que iba a ser algo corto, pero la dejaron encendida un rato, se me hizo muy largo. Empecé a temblar en la cama. Las sujeciones estaban ardiendo. Les pedí que apagaran aquello, pero creo que no me oían”, cuenta Xu Zhen, de la provincia de Sichuan, en el centro de China.

Han pasado más de veinte años desde que China dejó de considerar la homosexualidad como un delito, pero la gente LGBTI+ todavía se ve sometida a encierros, medicación forzada e incluso electrochoque para intentar cambiar su orientación sexual”, explica Graeme Reid, director de derechos LGBT de HRW.

Fuente El País

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