¿Te unes a los 39 años de Orgullo? ¡Tips básicos para ir a la marcha Pride CDMX!

Al grito pelado de “¡A la ucha-ucha, muchachas a la lucha! ¡No somos machos pero somos muchas!”, miles de personas (hombres, mujeres y quimeras) participarán en la marcha del sábado desde la columna del Ángel de la Independencia hasta el meritito Zócalo, para conmemorar 39 años de marchas del Día Internacional del Orgullo Gay en México.

A continuación comparto con ustedes lo que no pretende más que ser una modesta guía de lo que se recomienda hacer y no hacer durante este evento donde se dan (entre otras cositas) cita lo más granado, chic y radical de la comunidad lésbico-gay-bisexual-transgénero-travesti-Queer-Intersexual de la capital y anexas. Esto especialmente está pensado en aquell@s que acuden por primera vez a la marcha y no saben muy bien lo que les espera…

  1. Del atuendo y calzado apropiados
    Es de esperar que lleves algún símbolo del arcoiris, que es el emblema gay internacional y se puede usar cualquier clase de ropa según tu estilo o preferencia. Habrá aquellos que opten por el látex (es que el leather genuino cuesta un ojo de la cara, ¡mi vida!), canutillo y chaquiras en fucsia fúrico, o bien, los disfraces (desde Borolita Burrón hasta la Mujer Maravilla, pasando por La Chilindrina) o el drag (entre más rococó, mejor, aunque no faltan las básicas, claro): si eres de las chicas que se mueren por salir a color en los periódicos o ya de perdis, de relleno en los noticieros de la noche, esta es la mejor alternativa, ya que los medios electrónicos que cubren el evento suelen ser atraídos por los atavíos más estrafalarios para hacer de ellos la comidilla de la semana (aunque ojo: éste no es TODO el objetivo de ir a la marcha y de hecho, la manipulación mediática de ella siempre deviene en que algún vetarro grite por ahí “¡Ay! ¡Son unos maracas gandallas y escandalosos que les encanta andar encuerados!”); como es natural, también puedes lucir tu divina faux bijoux o un postizo que te envidiaría la mismísima Tía Pelucas.

Respecto a lo que conviene llevar en tus piecitos, se sugiere portar calzado cómodo –aunque no faltarán las consabidas plataformas para el disco dancin’, los fatales (para la columna) tacones de aguja y uno que otro par de botas de charol muy brillante, con látigo a juego–, ya que son varios kilómetros y con zapatos de tacón, aunque te veas mejor que con zapatos de piso, seguramente acabarás con los pies nudosos y chillando como la proverbial Magdalena.

Ojo: Evita llevar joyas auténticas y garras de firma, porque si cae la lluvia (que es lo más probable) o se arma la gresca entre gremios, las autoridades no van a hacerse responsables por objetos de valor (y otras cosas) perdidos en la revuelta. Y, por si las flies, lleva paraguas aunque parezcas Mary Poppins.

  1. Reconoce a tu grupo
    Nunca falta el bisoño que regresa a casa, después de su primera vez (en la marcha, claro está), moral y literalmente moreteado, por creer que al irse con el contingente del sado, iba a ser tratado como señorita; por lo mismo se sugiere prestar mucha atención a los distintos tipos de agrupaciones que conforman la variopinta falange – a continuación, presentamos algunos de los más notables:

Vestidas: Pioneras de la marcha. No necesariamente son drag queens. Tampoco todas son gays, y actualmente no son tan fáciles de identificar ya que hasta los mismos bugas (léase: heterosexuales) dicen que se “confunden” las más de las veces. Si ves a un nutrido grupo de muy atractivas y bien ataviadas féminas, seguro que son ellos.

Drag: Imposible confundir con las anteriormente citadas. Plumas y lentejuelas son de rigeur.

Osos: Hombres fornidos, más bien tirándole a gorditos, varoniles y velludos, de barba y bigote las más de las veces; algunos, en deferencia a sus sienes y pechos plateados, se conocen como Osos polares. Muchos también andan en el leather.

Frente Lésbico: Imprescindibles y muy versátiles. Algunas lucen chaleco, pantalón de mezclilla, camisa y carita lavada. Otras son muy femeninas, ostentan despampanante cuerpazo y largas cabelleras. Usualmente son el contingente mejor organizado y menos propenso a los desmanes. Suelen aguantar mejor la marcha porque llevan calzado adecuado (¡muy listas ellas!).

Loquitas desmecatadas: Abundan. Son muy obvias y alegres de serlo. Sus edades oscilan entre los 16 y los 92 (si aún pueden mover el esqueleto). Llevan la música por dentro y algun@s creen que son Beyoncé, Paulina, Shakira, Christina o Britney. Son el confetti del recorrido.

Leather: Hombres y mujeres de rudo aspecto, enfundados en cuero (y algunos en cueros). Habrá quienes monten briosa motocicleta, mientras lucen antifaces de terciopelo negro, collares de perro y uno que otro fuete y/o látigo (especialmente de nueve colas). Primerizos, abstenerse de llevar collar antipulgas.

Intelectuales y artistas: A este grupo pertenecieron Nancy Cárdenas, Carlos Monsiváis, Juan Soriano, Hugo Argüelles y Roberto Cobo, entre muchos otros y siguen figuras como Braulio Peralta, Luis González de Alba, Luis Zapata, Marta Lamas, Chavela Vargas y algunos simpatizantes como Elenita Poniatowska, Eugenia León, Darío T. Pie, Angélica Aragón, Felipe Nájera, Regina Orozco, Patricia Reyes Espíndola, Astrid Hadad, José Luis Cuevas,  y un largo etcétera. Es bien sabido que desde diversos clósets hay muestras de apoyo, que cada año son un poco menos ambiguas. Si acaso omitimos algún grupo, nos disculpamos, ya que sobre la marcha todos acaban en un mismo gran grupo.

  1. De la conducta y ademanes
    A) Please, por favorcito, no vayas a llegar en puntos burros (léase: hasta la peineta) con ningún tipo de sustancia, ya sea legal o ilegal. Tampoco bebas nada de lo que te ofrezca algún amable desconocido en la calle. No hay cosa peor que despertar abajo de un árbol de la Alameda en ropa interior, con el cassette borrado (es decir con amnesia: “no recuerdo nada”) y seguramente más aplaudid@ que La Traviata.
  2. B) Si no eres una verdadera celebridad, no seas neci@ tratando de treparte a fuerzas a algún carro alegórico; no importa que tan adoloridas o hinchadas tengas las de galopar, no eres la reina de las flores y podrías ser arrollad@.
  3. C) No caigas en provocaciones ni armes pleito: si oyes una mentada de mother o algún estribillo de Molotov, recuerda que hay 50 mil personas a tu alrededor que podrán refrescársela a quien sea y no necesariamente se dirigen a ti (y seamos realistas, no eres el ombligo del mundo, daaarling!).

Ahora bien, esta marcha es un derecho ganado, que cada año consolida nuestra presencia como miembros de la comunidad mundial. Pero siempre recuerda que el buga no es el enemigo a vencer, sino la ignorancia.

Tú, tú podrías ser quizás la única persona “diferente” que otros heterosexuales conozcan de cerca y es por ti que podrán aprender tolerancia y cómo sentirse cómodos con su sexualidad. Puedes ser el ejemplo que otros tienen de ser “diferente” y a un mismo tiempo, ser el mismo que siempre has sido.

Ser gay no necesariamente te define: es sólo una faceta de nuestras personalidades, pero todos somos muy distintos, unos de otros. No existe un común denominador para la homosexualidad al igual que para la heterosexualidad. Y al que no te acepte mándalo cordialmente a la goma y sigue adelante. No te claves en la textura, ¡fíjate en los colores! (¡la vida es un Pantone!) Pero eso sí, si se ponen necios, no les temas, por muy vetarros y lorenzos que se pongan. El temor y la estupidez son el Chocomilk que alimenta la homofobia. No te dejes intimidar, ni te salgas de tus casillas. Si vas a la marcha el sábado, no debes temer. Esa es la verdadera explicación del orgullo y no solo gay, sino humano: poder decir, aquí estoy, así soy, me quiero y me acepto como la persona que soy, sin necesidad de darle explicaciones a (ni tener que justifcarte con) nadie.

Y una cosa más.

Por tu madre, criatura, ¡usa bloqueador solar!

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