A François Ozon le gusta plantear historias incómodas para el espectador. Historias que no son de fácil digestión puesto que plantean nuevos puntos de vista y tratan de derribar ideas implantadas en el imaginario colectivo.
Si en su anterior cinta (‘Joven y bonita’) el director trazaba una historia del despertar sexual de una joven que encontraba en la prostitución un medio de liberación, en esta ocasión, el realizador vuelve a incomodar al conservadurismo burgués con una historia que replantea los códigos de género.
En esta ocasión, ‘Una nueva amiga’ es un divertido relato almodovariano centrado en el amor más allá de la muerte, donde la presencia de la mujer y la búsqueda de la identidad sexual quedan patentes una vez más, como rasgo indiscutible de la cinematografía de François Ozon.
La película es una adaptación libre de un relato de Ruth Rendell, ‘Su nueva amiga’, que Ozon recupera 20 años después de leerlo. La cinta participó en la Sección Oficial del último Festival de San Sebastián donde alcanzó el Premio Sebastiane (dedicado al cine en clave LGTB) gracias a que:
François Ozon reivindica con ‘Una nueva amiga’ que todos los niños tienen derecho a que sus familias sean merecedoras del mismo respeto, independientemente de cómo estén integradas’.