‘Un balcón con vistas’, o la búsqueda del ADN marital y el fin de las rupturas

Los martes de invierno en la Gran Vía, al caer el sol, los turistas con su cámara réflex al cuello van dejando paso a los estudiantes que salen de sus academias, a parejas cogidas de la mano al salir del Metro, y a tropas de pensionistas que trasladan el salón de su casa a la calle más bulliciosa de Madrid para ver la función del momento.

Y he aquí, esquinado por tanta representación publicitada en la cartelera teatral madrileña, donde aparece ‘Un balcón con vistas’, en el pequeño Teatro Gran Vía, abierto de par en par durante 70 minutos para descubrir el ADN marital, o dicho de otra manera, el fin de las rupturas de pareja.

A través de una secuencia de enredos que desmontan viejos tópicos, que no pretende ser una guerra de sexos, y que como comedia realista y nada pretenciosa que es, aspira a que el divertimento y la carcajada tomen ventaja a sobre cualquier otro aspecto, la autora y directora, Laura Molpeceres, plantea un texto fresco y una puesta en escena elegante para que el espectador se destornille en su butaca. 

Personajes frescos

Siempre se dijo que la comedia no es un género fácil, y la directora de orquesta es capaz durante los 70 minutos de representación de mantener un buen tono general, intenso, sin altibajos para la risa, y con escenas intensas -no estridentes- para que todas las situaciones que se desencadenan tengan orden y cordura dentro del contexto cómico, a pesar de las ‘neuras’ y la negación que atrapan a los personajes.

Cuatro actores sólidos, agudos y constantes sobre las tablas representando cuatro personalidades que, si bien pueden parecer estereotipadas, no caen en la caricatura, siendo carne de líos y más líos, giros y muchos más giros, a partir de una sencilla búsqueda de un compañero de piso, que se transforma en una tortuosa trama de inseguridades y cambios de rol entre los propios personajes, hasta desembocar en el final de un túnel donde cada uno de ellos se topa con la verdad sobre ellos mismos.

Sin ninguna aspiración a removerte las entrañas, con una trama acribillada por celos y desconfianza, sí que hay que reconocer que los cuatro personajes, Cristina (por Maggie Civantos), Abel (David Tortosa), Diego (Rubén Martínez) y Luna (Cristiana Soria), están tan bien definidos (es decir, la primera es una maniática, el otro es el ‘chulete’ despreocupado, el siguiente un psicológico para psicoanalizar, y la última ha sido capaz de sufrir desmayos súbitos con el fin de ocultar quién es para ser feliz en el amor) que resulta sencillo identificarse, si no con ellos, sí que con algunos rasgos de su personalidad. 

El balcón con vistas, la metáfora de que desde las alturas y con perspectiva todo se ve mucho mejor, y que sin embargo cuando uno cierra las ventanas y ve lo que tiene en casa, la realidad es más compleja y los líos están asegurados hasta que un científico o una directora de teatro descubra la codificación del ADN marital.

Vídeo: Avance de ‘Un balcón con vistas’ 

‘Un balcón con vistas’

Dónde: Pequeño Teatro Gran Vía

Cuándo: Todos los martes hasta el 10 de febrero

Horario: 20:30h

Reparto: Cristina Soria, Maggie Civantos, David Tortosa, Rubén Martínez

Escrita y dirigida: Laura Molpeceres

Entradas: desde 18 euros

A la venta en: elcorteingles.com, atrapalo.com

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