‘Niñas Vs Princesas’: un juego que combate la dictadura de los cuentos

El mundo de los videojuegos ha conseguido derrotar al mundo del cine. Desde hace unos años, el mundo virtual se ha convertido en la industria del ocio que más dinero factura, una brecha que se amplía con el paso del tiempo y que refleja las diferentes tendencias que están viviendo estos dos universos interconectados.

Las compañías independientes no pueden competir con los grandes equipos en cuanto a gráficos, campañas de márketing y novedades técnicas; sin embargo, estas pequeñas empresas consiguen compensar las cuestiones relacionadas con cuestiones económicas con toneladas de trabajo e ingenio.

Estos compañías se han especializados en juegos casual: aquellos que no se pueden definir bajo las clasificaciones clásicas de los mundos virtuales (shoot em up, plataformas, acción, deportivo) puesto que se encargan de descubrir mundos inexplorados. 

Estos juegos suelen tener un componente crítico bastante elevado. Así, ‘Oiligarchy’ nos permite meternos en la piel de un magnate del petroleo que puede sobornar políticos, detener las energías renovables y dejar el planeta como un queso gruyere, con ‘This War of Mine’ en lugar de vivir la guerra como un soldado la sufriremos como un civil que trata de sobrevivir al día a día en un ambiente enteramente hostil y ‘Papers Please’ nos ofrece la deliciosa propuesta de sumergirnos en la vida de un funcionario de aduanas de una república soviética en la década de los ochenta.

‘Niñas Vs Princesas’ se sitúa en esta franja. En un horizonte pintado de disidencia que se encarga de ampliar los límites temáticos del sector para adecuarlos a los problemas y demandas de la sociedad actual. 

En el videojuego (que tiene dos versiones, una más sencilla para lxs más pequeñxs y otra más complicada) nos meteremos en la piel de una joven que debe evitar por todos los medios los estereotipos de género que encorsetan a lo femenino. 

Desde el principio, tenemos infinitas opciones para la piel y el pelo de nuestra protagonista que puede ser karateka, skater, grafitera, artista, científica, casual… todo, menos princesa. Nuestro álter ego deberá evitar los vestidos ajustados, los tacones, el maquillaje y el beso del príncipe y deberá apoyarse en los libros y los pinceles que la permiten decidir cómo quieren ser. 

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