La Rusia de Putin quiere acorralar al cine en clave LGTB

La Rusia de Putin sigue avanzando en su viaje a ninguna parte. Si la semana pasada asistíamos con estupor a la intención de las autoridades de retirar el permiso de conducir a las personas transgénero, si bien se ha sido detenido este proyecto, ahora le toca el turno a uno de los sectores que por naturaleza más crítico es con la megalomanía de Putin: el mundo de la cultura.

La cuestión, que el gobierno no trata de ocultar, que trata de llevar a cabo la Rusia de Putin es la de crear ciudadanos de primera y segunda clase. Desde el Kremlin se actúa con descaro e impunidad. A través de hechos más nimios, a partir de políticas para defenestrar a la comunidad LGTB, se levantan unas barreras tan altas que son imposibles de saltar.

Ocurre, aunque en una escala mucho más grave, como con los debates que se establecen en nuestro país con el matrimonio igualitario. Numerosos activistas LGTB afirman que es absurdo que desde la comunidad se luche por un elemento tan burgués, es decir conservador, y que es el reflejo de la heteronormatividad… la cosa es más simple, el acceso al matrimonio consigue crear ciudadan*s con los mismos derechos.

Tijera en el séptimo arte

La censura en el mundo del cine sigue con esta perversa línea. El nuevo proyecto de ley afirma que las autoridades pueden denegar licencias a las películas que ‘profanen la cultura nacional, que representen una amenaza a la unidad nacional y socaven los fundamentos del orden constitucional’.

La legislación -que actualmente está pasando los diferentes procesos de revisión del gobierno- está prevista que entre en vigor en este mes, y, como no podía ser de otra manera, las primeras voces críticas ya están alzando el tono ante semejante despropósito.

El director Andrei Proshkin se apresuró a indicar en una entrevista que: ”¿Quién va a decidir que la cultura se ha manchado? ¿El ministerio? ¿El público? ¿Un tribunal? ¿Y sobre que base? ¿Cómo se determina legalmente que la cultura se ha manchado? ¿Y qué puede ser más blasfemo que tener una cultura en el siglo XXI que tenga estas leyes?”.

El periodista Daniil Dondurei, de la revista de cine Iskusstvo Kino, continúa con las críticas: ”¿Qué es la ‘unidad nacional’? Se trata de un concepto completamente nuevo, que no existía en el pasado. En el pasado, todo lo que teníamos era el término propaganda antisoviética”.

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