Llega el verano que, como todos los años, trae consigo el 14 de julio, conmemoración francesa de la toma de la Bastilla y de la Fiesta de la Federación.
La fecha escogida por Antonin Peretjatko para deleitarnos con su filme ‘La chica del 14 de julio’: una buena comedia para sonreír en un cine refrigerado y olvidar durante 88 minutos que fuera el termómetro marca 40 grados.
Guión y dirección: Antonin Peretjatko
Fotografía: Simon Roca
Sonido: Julien Brossier, Julien Roiget, Martial De Roffignac
Dirección de producción: Paul Sergent y Mathilde Delaunay
Dirección artística: Erwan Le Gal
Montaje: Carole Le Page y Antonin Peretjatko
Reparto:Vimala Pons, Vincent Macaigne, Marie-Lorna Vaconsin, Grégoire Tachnakian, Thomas Schmitt, y Serge Trinquecoste.
Calificación: 7 / 10
¿De qué va?
Es el día de fiesta nacional y Héctor, un segurata del museo del Louvre, se queda atontado mirando a una visitante, la bella Truquette. Gracias al amigo Pator, Héctor consigue invitar a la chica a unas vacaciones en la playa.
La improvisada pandilla, formada por Truquette, Héctor, Pator, la amiga Charlotte y su hermano, deja París sin enterarse que el gobierno ha decidido acortar de un mes el verano para hacer frente a la crisis y aumentar la productividad. El grupo encuentra al singular Doctor Placenta, antiguo jefe de Pator, y se dispersa antes de llegar a su destino… ¿podrán reencontrarse Héctor y la chica del 14 de julio?
¿Qué me espera?
‘Un personnel regarde…’
Digan lo que digan, hablen los críticos de nueva Nouvelle Vague, interpelen al sumo Sartre y a cualquier otra intocable referencia francófona…
Esta es una película genuina, graciosa –no os va desmontar de las carcajadas pero no os podréis quitar la sonrisa de boca hasta los créditos del final- que según lo que he podido apreciar no “refleja la parálisis de la sociedad” sino que trata de cuestionar sutilmente el estatus quo a través de una buena dosis de humor.
Es una comedia absurda que sí contiene algunas escenas gatopardistas como la de la celebración del 14 de julio por parte del actual presidente François Hollande y de su predecesor Nicolas Sarkozy: la misma toma con actores distintos.
El resto de la película es un popurrí de gags, situaciones rocambolescas y diálogos absurdos entre los personajes cuyo único anhelo es la felicidad. El hilo conductor es el viaje hacia la playa, una especie de juego de la oca que catapulta los actores en las situaciones más disparatas que terminan casi siempre con hilaridad.
A lo mejor la realización es elemental pero no por ello se puede decir que no sea efectiva (¿o eficaz?); la fotografía es la de un lugar de ensueño, un rollo vintage donde dominan colores primarios iluminados por una luz amarilla.
En fin, el largometraje llega el 18 de julio a España avalado por dos nominaciones a los premios César como Mejor Actor Revelación y como Mejor Ópera Prima, tras pasar por Cannes y por el Festival de Cine Europeo de Sevilla. Así que juzgar vosotros mismos la comedia más aplaudida de este 2014 y a ver si os hace reír igual que France Gall en su mítica ‘Ça me fait rire’.