‘La bailarina’: Biopic que sepulta un vibrante episodio de historia LGTB

FICHA TÉCNICA

Título original: ‘La danseuse’

Duración: 108 minutos

Nacionalidad: Francesa

Dirección: Stéphanie Di Giusto

Guión: Stéphanie Di Giusto, Sarah Thibau

Fotografía: Benoît Debie

Reparto: Soko, Lily-Rose Melody Depp, Mélanie Thierry, Gaspard Ulliel, François Damiens, William Houston, David Bowles, Louis-Do de Lencquesaing, James Flynn, Petra Buckova, Frans Boyer, Charlie Morgan

Distribuidora en España: Vertigo

Calificación: 2,5 / 10

¿De qué va?

En la tira cómica ‘The Rule’, perteneciente al maravilloso cómic ‘Unas lesbianas de cuidado’, uno de los personajes femeninos afirma que ella únicamente acepta ver una película si cumple con los siguientes requisitos:

  • En la película salen al menos dos personajes femeninos.
  • Dichos personajes se hablan la una a la otra en algún momento.
  • Dicha conversación tiene que tratar de algo más que no sea un hombre (no limitado a relaciones románticas, por ejemplo dos hermanas hablando de su padre no pasa el test)

De esta manera nacía el test de Bechdel, un sistema para evaluar la brecha de género existente en el cine. Ahora bien, ¿Puede una película cumplir con los requisitos del test y aun así perpetuar los patrones machistas en el mundo de la cultura? La respuesta la encontramos en ‘La bailarina’.

El estreno en nuestro país de la primera película de Stéphanie Di Giusto ha llegado precedido de una enorme polémica que ha sido acentuada por unas declaraciones de la propia directora, que sin ningún rubor ha indicado que: ‘Me he tomado la libertad de inventar el personaje de Louis Dorsay. Sentía la necesidad de una presencia masculina en esta película poblada de mujeres’.

Unas declaraciones que harían las delicias de las ministras del Partido Popular y que han sido la gota que ha colmado el vaso y que han llevado a la asociación feminista francesa FièrEs a calificar esta película como irrespetuosa y lesbófoba.

Y no les falta razón. El debut de Stéphanie Di Giusto en la dirección se ha transformado en un ejercicio que va de lo ridículo a lo peligroso. Y es que la cineasta se ha permitido el lujo cinematográfico de realizar un biopic inventándose hechos ridículos y gratuitos sobre su vida y escondiendo de manera arbitraria su condición lésbica.

Rodeada de polémica

Stephanie Di Giusto consigue hacer la cuadratura del círculo de los despropósitos. Un ejercicio en el que obvia la homosexualidad de Loïe Fuller, borra de un plumazo su larguísima relación con Gabrielle Bloch (a la que transforma en una mera secretaria), se olvida del ambiente lésbico en el que se movía la bailarina y se inventa una relación entre Fuller y Louis Dorsay. Bravo.

‘La bailarina’ es el ejemplo cinematográfico de como la mayor parte de los proyectos culturales construyen el género femenino de un modo desvirtuado. Un discurso más rancio que el tupé de Donald Trump, como si la mujer tuviese que estar permanentemente tutelada por una presencia masculina.

El biopic es más conservador que las políticas sociales del Partido Popular. Stéphanie Di Giusto rueda con el paracaídas abierto. En lugar de intentar explorar nuevos caminos, prefiere pasear por los lugares comunes del biopic y el resultado global, si exceptuamos algunas escenas de baile de excepcional belleza, termina siendo demasiado plano.

Loïe Fuller, una de las figuras fundamentales en el mundo de la danza a principios del siglo XX, revolucionaria sobre el escenario y en la forma de vivir su vida, se merecía una película mucho más digna. O al menos una cinta que no fuera insultante.

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