El Papa Francisco aviva el fuego contra la ideología de género

En el viaje que ha realizado por Georgia, el Papa Francisco ha mostrado la verdadera relación de la Iglesia Católica con el colectivo LGTB. Una relación marcada por la incomprensión y que en la mejor de las situaciones se establece de una manera asimétrica, utilizando términos como caridad cuando en su lugar se debería hablar de derechos.

En su segundo y último día en Tiflis (capital del país), el Papa ha asegurado que el matrimonio ‘es la cosa más bella que Dios haya creado’. ‘La Biblia nos dice que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen, es decir que el hombre y la mujer que se hacen una sola carne son la imagen de Dios’.

En la misma línea de las agresivas declaraciones vertidas por el arzobispo de México (”un niño tiene más posibilidades de sufrir abusos sexuales de un padre homosexual”) o el obispo de Córdoba (”la ideología de género es como una bomba atómica”), el Papa Francisco ha indicado que: ‘el gran enemigo hoy del matrimonio es la teoría de género. Hoy hay una guerra mundial para destruir al matrimonio. Hoy hay colonizaciones ideológicas que destruyen. Por lo tanto, hay que defenderse de las colonizaciones ideológicas”.

La batalla del catolicismo

No es casualidad que la Iglesia utilice un campo semántico bélico para hablar de estos temas. Desde el catolicismo se quiere convertir en problemas graves realidades que para el resto de la sociedad son absolutamente inofensivas. Una utilización del lenguaje arbitraria y partidista que intenta cosificar la relación entre el colectivo LGTB y el resto de la población.

Además, este viaje del Papa Francisco por tierras georgianas se ha cerrado con unas declaraciones relacionadas con el colectivo transexual. En el vuelo de regreso a Roma, ha indicado que a las personas homosexuales como a las transexuales ”se pueden y se deben acompañar espiritualmente como lo haría Jesús”.

En su conferencia de prensa, el Santo Padre afirmó que ”Jesús no les diría: ‘tú márchate porque eres homosexual”. Consciente de que el tema iba a acaparar portadas, Francisco advirtió a los periodistas: ”No digáis que el Papa canoniza a los transexuales. Quiero ser claro. Es un problema moral. Se deben tratar con la misericordia de Dios y con corazón abierto”.

Una comparación fea, inoportuna, malintencionada y tremendamente dolorosa. Una comparación en la que parece que las personas transexuales son como los leprosos de las historias bíblicas. Enfermos que necesitan la caridad para salvar su alma. Que va. El colectivo LGTB no quiere caridad cristiana; reclama sus derechos. Y ahí, la iglesia no tiene nada que decir.

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