Consejos para arrancar los problemas capilares ”de raíz”

¿Sabes dónde está la base de problema de un cabello dañado, sin brillo o demasiado graso? Todo lo que tiene que ver con la salud de tu pelo estará directamente relacionado con el cuero cabelludo. Es allí donde encontramos, en muchas ocasiones, la solución a los problemas capilares.

El cuero cabelludo está formado por dos zonas: la dermis y la más superficial o epidermis. El cabello se inserta en la capa más profunda, la dermis, en ocasiones por grupos de dos o tres pelos; y en la raíz del cabello -denominado también folículo piloso- se encuentra la glándula sebácea productora de grasa.

En la base de la raíz del cabello se encuentra el bulbo. Y en su núcleo, la papila. La parte visible o superficial -el tallo- está constituida por tres capas: la médula, desde el interior hacia fuera, el córtex y la cutícula o escama del pelo.

¿Es caspa lo que tengo? Igual no

Por suerte o desgracia, el cabello siempre manifiesta sus problemas y los hace visibles, a pesar de que eso nos incomode. Cuando hablamos de un cuero cabelludo escamoso -algo que frecuentemente se confunde con la caspa- hablamos de un efecto causado por el desprendimiento de las células superficiales de la piel.

Para contrarrestarlo, la solución más adecuada sería lavarse el pelo muy a menudo con un champú suave, que no dañe y que hidrate perfectamente. Utiliza un champú suave y lávate el pelo a menudo. Este tipo de problemas normalmente lo ocasionean los tintes, los champúes con PH ácidos, la falta de transpiración por llevar gorras o sombreros, etc.

Otras causas por las que el cuero cabelludo puede mostrar su sensibilidad de forma exagerada, pueden ser de origen interno (por ejemplo, insomnio, estrés, una alimentación desequilibrada, ciertos medicamentos…) o externo, como la polución o el polen.

Vigila su aspecto y pon solución cuanto antes

Mantén atención a los posibles cambios externos de tu cabello: su brillo, textura, elasticidad… Los síntomas de que el cuero cabelludo no se encuentra bien son:

  • Su textura se muestra seca y ligeramente descamada.
  • Su color no es uniforme, presentando zonas rosadas o enrojecidas, o muy pálidas.
  • La piel se encuentra tirante, poco flexible, y la sensación es de irritación, escozor y tirantez.

Desde el punto de vista de la alimentación ten en cuenta que tu cuero cabelludo se fortalecerá con ciertos minerales como el hierro y las vitaminas B5 y B6, que podrás encontrar en legumbres, huevos y cereales integrales.

Lo que tenemos que hacer es evitar dañarlo con elementos que estén a nuestro alcance, por ejemplo, utilizar un champú con un PH 5.5, el mismo que el de nuestra piel para no dañarás el manto ácido.

El cepillado diario del cabello tiene un efecto similar al de un masaje, siempre que se realice con un cepillo de cerdas suaves. Con esto se consigue activar la circulación sanguínea y mejorar la irrigación, además de estimular la producción de las glándulas sebáceas y sudoríparas.

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