Ficha técnica
‘CITIZENFOUR’
Duración: 114 minutos
Nacionalidad: Norteamericana
Dirección: Laura Poitras
Producción: Mathilde Bonnefoy y Dirk Wilutzky
Fotografía: Kirsten Johnson, Trevor Paglen, Laura Poitras, Katy Scoggin
Reparto: Documental (Edward Snowden, Jacob Appelbaum, Julian Assange, William Binney, Glenn Greenwald, Ewen MacAskill, Lindsay Mills, Laura Poitras, Jeremy Scahill)
Calificación: 7,75 / 10
Distribuidora en España: AVALON
Web oficial: citizenfourfilm.com
¿De qué va?
En el comienzo de ‘Matrix’, una de las películas más filosóficas de la historia, Morfeo le ofrece a Neo la posibilidad de elegir entre una mentira agradable (píldora azul) o una realidad dolorosa (píldora roja). Laura Poitras y Edward Snowden no son tan generosos y en el arranque de ‘Citizenfour’ nos entregan la píldora roja, y lo hacen a bocajarro: ”estamos construyendo la mayor arma opresiva de la historia de la humanidad”.
Continuando con las semejanzas entre ‘Matrix’ y la cinta de Laura Poitras, hay que decir que en la cinta de los hermanos Wachowsky se puede ver como el pasaporte de Neo estaba expedido el 12 de septiembre de 1991 (el día después del famoso discurso en el que Bush padre reclamaba un ”nuevo orden mundial”) y caducaba el 11 de septiembre de 2001, el día en el que los ataques terroristas consiguieron desatar el pánico en todo el mundo.
Y es que no se puede contextualizar la actuación de Snowden sin tener en cuenta el ataque terrorista perpetrado por los extremistas musulmanes. Semanas después, el gobierno de Bush Jr. se encargó de aprobar la Ley Patriótica. Una ley que parece salida del Ministerio de la Verdad de ‘1984’ (Guerra es Paz, Libertad es Esclavitud, Ignorancia es Fuerza) y que en la práctica transforma al mundo en un Gran Hermano ubicuo en el que términos como libertad, igualdad y privacidad son sustituidos por espionaje, listas negras, represión y censura.
En un remoto hotel de Hong Kong…
‘Citizenfour’ es la última cinta de la trilogía que Laura Poitras ha trazado sobre la situación de EEUU tras los atentados del 11-S. La primera le supuso entrar en el club de los sospechosos habituales, con la segunda fue apuntada en las listas negras de las agencias de inteligencia norteamericanas y para rodar esta tercera tuvo que mudarse a Berlín por precaución.
En efecto, la directora recibe unos mails encriptados de una persona que se hace llamar ‘Citizenfour’ con la información que ahora todos sabemos: el gobierno de EEUU, en connivencia con grandes empresas y otros gobiernos del mundo, ha permitido a la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) crear unas redes globales que permiten que la mayor parte de las comunicaciones digitales puedan ser espiadas.
La cinta nos muestra el estallido. Edward Snowden, Laura Poitras, y los periodistas Glenn Greenwald y Ewen MacAskill se encierran en un pequeño hotel en Hong Kong donde a lo largo de ocho días consiguen destapar las multiples miserias del gran sueño americano.
Filmando lo instantáneo
Si en ‘La imagen perdida’ se recurría a una versión poética del pasado y en ‘Red Army’ se nos ofrecía una metáfora de la Guerra Fría a través del deporte, ‘Citizenfour’ es una cinta que nos habla del ahora.
En un ejercicio que camina entre el periodismo y el cine, el nervioso objetivo de Poitras se convierte en una especie de cronista visual que consigue registrar todos los pasos del escándalo Snowden: desde el germen hasta sus consecuencias.
El espectador pronto se ve inmerso en un proceso vertiginoso. La certera cámara de la directora consigue reflejar la angustia y el pánico que produce el no saber qué va a ocurrir el día de mañana. Como si se tratase de un thriller de espías, Poitras nos sumerge en la incertidumbre más absoluta, en un juego que todavía sigue vivo.
Metadatos, mails encriptados, codificación de contenidos, análisis de datos… La cinta se basa en el mecánico lenguaje informático para trazar una historia que nos habla de la distopía como algo presente, omnipresente. Sin ambages, sin prejuicios, sin juicios de valor, Poitras –al igual que Morfeo- simplemente nos está ofreciendo la verdad, nada más…y nada menos.